Cuerpo y mente: cómo evitar el estrés de fin de año

Cuerpo y mente: cómo evitar el estrés de fin de año

Diciembre está repleto de celebraciones y exigencias familiares, sociales y económicas que generan ansiedad. Consejos para sobrevivir al vértigo y disfrutar las fiestas.

Festejos, balances, cierre del año laboral, reuniones familiares, preparativos de vacaciones. Las últimas semanas del año se viven en cámara rápida: nos propulsan a un ritmo vertiginoso que puede tener impacto en la salud.

Aprender a modular el estrés, mantener la actividad física habitual, ser flexibles con las situaciones, aceptar lo que sentimos y ser conscientes de lo que comemos y tomamos son algunas de las recetas de los especialistas para atravesar esta etapa de la manera más equilibrada.

«En esta época hay una suerte de contagio social en donde todo el mundo está en la necesidad de cerrar cosas: el año laboral, el año emocional. Uno siempre tiene la esperanza de que el período que empieza puede ser mejor. Además, el contexto socioeconómico de incertidumbre de nuestro país también incide», describe Dr. Julio Giorgini, médico cardiólogo, miembro de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA). Y aclara: Y aclara: «Uno tiene que entender que el estrés no se puede evitar, es una respuesta normal del organismo. Nos permite hacer frente a situaciones que percibimos como amenazante. Es una cuestión de percepción».

Según explica, si el hombre en la antigüedad tenía este mecanismo en respuesta a factores sobre todo físicos y de corta duración como por ejemplo la llegada de una tormenta, hoy los estresores son también psicológicos y pueden ser cotidianos.

Para afrontar todo esto, el especialista propone, en vez de intentar evitar el estrés (lo cual, según aclara, termina enfermando más y es hasta patológico), generar recursos para modularlo. “Si tenés frío, te abrigas. Ante situaciones de estrés, extremar los cuidados. Mantener las conductas saludables que tuvimos durante el año, por ejemplo la actividad física y la alimentación variada”, dice y destaca la importancia de descansar con un dato: dormir menos de 7 horas de manera crónica aumenta un 20% riesgo de infarto o ACV.

Además, como instructor de Mindfullness, Giorgini destaca: “Tener presente que esta situación estresante es transitoria”.

Llamado de atención

La sensación de agotamiento y la irritabilidad ante tantas obligaciones son signos comunes que suelen alertarnos cuando el estrés de fin de año está afectándonos. Pero también la falta de atención y hasta las fallas en la memoria pueden ser síntomas del alto nivel de estrés que afrontamos en estas épocas.

La Dra. María Roca, Coordinadora Científica de Fundación INECO y la Lic. Fernanda Giralt Font, Subdirectora del Departamento de Psicoterapia y Coordinadora del Programa de Bienestar de la entidad, puntualizaron que el estrés se manifiesta en distintos niveles. A nivel somático pueden aparecer dolores diversos, contracturas, tensión muscular, trastornos digestivos, disminución de las defensas, hipertensión, cansancio extremo, etc. A nivel emocional es frecuente que aparezca irritabilidad (disminuyendo la regulación emocional y el control de los impulsos por el desajuste que produce el desbalance ocupacional), insatisfacción, ira, fatiga, trastornos de ansiedad y del estado de ánimo. A nivel cognitivo puede haber disminución de la atención y la memoria, enlentecimiento de las funciones psíquicas superiores, bloqueos y problemas de rendimiento. A nivel conductual, las personas muy estresadas pueden tender a aislarse de familiares y amigos, conducir “temerariamente, incurrir en distintos tipos de abusos (trabajo, sustancias, medicamentos, alcohol, juego, comida, cigarrillo). Brindaron además algunas recetas puntuales para afrontar el estrés propio de estas semanas (ver aparte). Por su parte, el Dr. Giorgini indicó que suele repercutir más en las personas muy ansiosas, que tienen rasgos que se corresponden con personalidad tipo A, extremadamente autoexigente con ellos mismos y con los otros, que no soportan el fracaso. Además, los acontecimientos del período tienen impacto también en la personalidad tipo D, más depresivo.

Todos destacan la importancia de consultar con un profesional cuando los recursos y las estrategias no parecen alcanzar para enfrentar los estresores.

La mesa navideña

Para quienes tienen la fortuna de contar con recursos económicos para el festejo, uno de los mayores desafíos si se busca el equilibrio en estas fechas de reuniones es comer y tomar sin excesos que perjudiquen nuestra salud.

La Lic. Julieta Lupardo, nutricionista de Halitus Instituto Médico, da una serie de consejos para evitar que suba la balanza: respetar las comidas (los ayunos compensatorios no son buenos), comer la porción justa pre y post evento, incorporar verduras en la mesa navideña (contribuyen a evitar que se absorban grasas e hidratos de carbono), tomar con moderación (se puede comer con agua o limonada y elegir el alcohol para el brindis) y controlar lo dulce.

“Si en líneas generales goza de buena salud, se puede comer un poco de más. Pero que el fin de año no se transforme en un momento para desbordarse”, sugiere el Dr. Julio Giorgini. Y comparte un tip que sintonizan con la cultura del Mindfulness: “Darme cuenta de cuánto voy a comer. Servirte la porción y no repetir”.

Vacaciones en el horizonte

Aunque parezca contradictorio, los preparativos para las vacaciones también pueden ser motivo de estrés. Desde INECO, la Lic. Giralt Font comparte una guía práctica para tomarse vacaciones. Entre los consejos que da la especialista se incluyen: dejar libre al menos un día antes y un día después de las vacaciones para no “salir con el último aliento”, dejar un reemplazo con la suficiente capacidad de decisión para que pueda manejarse con autonomía, no llevar la computadora, desactivar el mail laboral del teléfono, disminuir los estímulos negativos e incrementar los estímulos positivos que favorezcan el bienestar.

“Realizar actividades que nos sumerjan en “flow”. Cuando hacemos algo que nos gusta, nos entusiasma y nos apasiona, fluimos, perdemos la noción del tiempo, del espacio, y hasta de nosotros mismos. En estado de alerta baja, nos involucramos con lo que hacemos. Disminuyen los niveles de ansiedad. Leer un libro, bailar, pescar, escuchar música, pintar mandalas, sacar fotos, pintar y dibujar, charlar, practicar deportes o jugar videojuegos, para cada uno es diferente lo que nos sumerje en flow”, explica. Y agrega: “Invertir tiempo en la construcción del bienestar puede ser el mejor antídoto para cambiar los efectos negativos del estrés”.

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