Fertilidad: ¿influye la sexualidad?
Una pareja que para lograr el embarazo debe realizar tratamientos de reproducción asistida puede ver afectada su sexualidad de distintas formas. Ya sea perdiendo el interés y evitando las relaciones sexuales o volviéndolo el centro de sus preocupaciones hasta convertirlo en una obsesión. Ningún extremo es bueno y una consulta sexológica a tiempo puede ayudarlos a transitar la búsqueda más unidos y en una mejor relación de pareja.
Una pareja que debe enfrentar un tratamiento para tener un hijo puede pasar por distintas situaciones en cuanto a su sexualidad, desde obsesionarse con sus relaciones íntimas hasta evitarlas por completo. En el primer caso, pueden llegar a considerar que ambos deben estar alertas, “a la caza del óvulo y del espermatozoide” y en el segundo, llegan a desvalorizar por completo la intimidad porque no logra proveerles el tan ansiado embarazo. Según la Dra. Beatriz Literat, médica sexóloga y especialista en disfunciones sexuales de Halitus Instituto Médico, “la sexualidad durante un tratamiento puede verse afectada porque él o ella pueden sentirse culpables de que no se produzca la concepción o que, una vez lograda, se pierda. También porque pueden llegar a verse como objetos más que como personas, por las demandas mutuas de la pareja. O porque muchas parejas experimentan la intervención del médico especialista como una invasión en el aspecto más íntimo de sus vidas y pierden la espontaneidad y el deseo sexual, lo cual afecta tanto al varón como a la mujer. Además, es verdad que existen procedimientos médicos que, sobre todo en las mujeres, son algo molestos y repercuten en su disposición al contacto íntimo”.
Trastornos sexuales y fertilidad
Los trastornos de la sexualidad pueden existir desde antes del diagnóstico de infertilidad mientras que otros se instalan durante el tratamiento y llegan a constituir un verdadero círculo vicioso de difícil salida. Sobre todo cuando las parejas no pueden ver la situación y la niegan o se resisten a recibir ayuda de un especialista en sexualidad. “Creen que el problema se va a solucionar por sí solo y ése es un error que les hace perder mucho tiempo, además de privarlos de una convivencia más plena”, acota la especialista.
Si bien cada persona vive la situación en forma diferente y no todos los tratamientos son iguales, la médica sexóloga refiere que lo que suele observarse es la afectación de la autoestima en hombres y en mujeres que se refleja en los vínculos familiares y sociales y ello genera ansiedad. Las disfunciones que suelen aparecer dependen también del tiempo que lleve el tratamiento. “En la mujer observamos dificultades para lograr la excitación sexual por el estrés que padece y muchas veces también, imposibilidad de alcanzar los orgasmos además de la reducción del deseo. En algunos casos se instala la dispareunia ó el vaginismo, que produce dolor y no permite la penetración. La mujer suele volverse hipersensible y llega a no tolerar siquiera que se la toque. En los varones frecuentemente aparecen trastornos eyaculatorios, como la eyaculación retrasada o ausente y la disfunción eréctil justamente en la fecha programada para la concepción, no así durante el resto del mes”, describe la Dra. Literat.
Lo fundamental: emociones y diálogo
Algunas emociones se cuelan en la cama durante un tratamiento de reproducción asistida y es necesario manejarlas positivamente. Así las describe la Dra. Literat: “En primer lugar aparece la idea de que “no somos normales, como los demás”. Esto provoca pensamientos tristes y hasta depresivos y, a partir de allí, cada persona y cada pareja lo manejan de acuerdo a su propia historia previa y a la capacidad de resiliencia, es decir, de responder positivamente a esta situación. Por eso es tan importante que la pareja se permita atravesar el tratamiento rodeada y ayudada por el equipo de fertilidad, incluyendo a la sexóloga, quien les enseñará a manejar recursos que solucionan las alteraciones, pequeñas o grandes, que pueda haber en el área sexual y/o vincular de la pareja, y que muchas veces terminan desgastando la relación y paralizando o invalidando afectivamente a ambos”.
La médica le da un lugar preponderante al diálogo y así lo explica: “El diálogo es una gran herramienta, pero muchas veces las personas no tienen el conocimiento que hace falta para que el contenido de lo que hablan los tranquilice mutuamente y los haga actuar de un modo diferente. Por eso, permitir la intervención especializada, aporta un nuevo foco a la situación y la pareja puede sentirse aliviada y, al tener mayor conocimiento, ver las cosas más positivamente, ya que la responsabilidad se comparte con la sexóloga. Un diálogo entre personas con conocimientos limitados no permite acciones diferentes a las que existen en ese momento”.
¿Cómo se trabaja en una consulta sexológica?
Desde hace unos diez años y cada vez más, las personas ejercen su sexualidad de un modo más libre, intentando aprender sobre el sexo y buscando una mayor plenitud. Como los roles femenino y masculino se han modificado socialmente, también en la intimidad existen cambios. Esto ha producido situaciones tanto positivas como negativas, aunque, la aceptación cada vez mayor de la sexología clínica como una medicina sexual, también ha permitido que se puedan solucionar mejor los problemas. La pareja puede asistir junta o en forma individual. Existe un convenio de absoluta confidencialidad entre la sexóloga y cada uno de los miembros de la pareja, con el acuerdo de ambos miembros, para que cada uno pueda sentirse cuidado y preservado en su privacidad. En las sesiones compartidas se trabajan los aspectos vinculares necesarios para enriquecer el vínculo y para alentarlos a ayudarse mutuamente. En las consultas individuales se tratan los aspectos sexuales y emocionales que obstaculizan la intimidad y provocan roces y peleas. La especialista refiere: “Se va trabajando en forma alternada con cada uno y con ambos, proveyéndoles de conocimientos, ideas y recursos, además de analizar y elaborar las viejas creencias que impedían alcanzar una tranquilidad y plenitud sexual y vincular. La idea común de que la sexualidad es “algo natural y espontáneo”, así que no hay motivo para solicitar asesoramiento especializado en esa área de la vida, está profundamente arraigada pero es un mito y la creencia de que todos nacemos sabiendo sobre sexo es una gran mentira cultural.”
Y la médica sexóloga concluye diciendo que es importante entender la sexualidad como una función bio psicoespiritual que puede alterarse porque cuando todos estos aspectos funcionan en forma sincronizada y armónica la sexualidad resulta más placentera y también más efectiva en los aspectos reproductivos. “Se ha observado que cuando tenemos problemas en el área del placer o de la fertilidad, es porque existe un aspecto de la sexualidad que no está bien sincronizado con el resto de la persona. Al mismo tiempo, cuando hay trastornos de las áreas emocionales ó existenciales de la persona, estos se expresan en el terreno de la sexualidad y en la capacidad reproductiva, tanto de la mujer como del hombre. Existe un antes y un después en las parejas que realizan un breve tratamiento sexológico, en el cual obtienen una apertura mental que les sirve para toda la vida, además del éxito que se logra en relación a la fertilidad”, dice, “afortunadamente cada vez hay menos prejuicio y, aunque sea por curiosidad, las parejas concurren a una consulta y resultan gratamente sorprendidas por como la misma transcurre, por la tranquilidad que recuperan, por la rapidez del tratamiento y por el éxito de los resultados”, concluye.