Cáncer: la importancia de preservar la fertilidad antes de comenzar el tratamiento.
Ciencia, salud, futuro. Tres palabras cada vez más unidas. Hoy, podríamos también sumarle otra: fertilidad. La ciencia y su evolución ofrecen cada vez mayor y mejor respuesta a los problemas de salud, y la concientización sobre la necesidad de cuidar la fertilidad futura es cada vez más fuerte.
El cáncer es, sin dudas, uno de los grandes flagelos del siglo XX y, a pesar de los grandes avances que se vislumbran para el XXI aún se está lejos de la cura definitiva de este mal. Sin embargo, es un hecho de que se ha avanzado muchísimo en la eficacia de los tratamientos surgiendo nuevos desafíos como el de la calidad de vida de quien lo ha superado. Este camino se está comenzando a transitar, particularmente, en el campo del cuidado de la fertilidad queda mucho por hacer y concientizar: tanto en pacientes como en médicos.
Muchos de los tratamientos oncológicos que dan esperanzas y salvan vidas, atentan contra la fertilidad futura del paciente. Por lo tanto, afrontar un tratamiento oncológico que podría repercutir en la función reproductiva requiere, sin lugar a dudas, un asesoramiento reproductivo certero. Los pacientes que se sometían a tratamientos contra el cáncer debían aceptar que la potencial pérdida de la fertilidad podía ser la consecuencia de salvar su vida. Hoy en día, con mayor tasa de supervivencia y mayores posibilidades para preservar la fertilidad, la situación ha cambiado. Para ello, el trabajo de oncólogos y especialistas y la decisión de criopreservar gametas (óvulos y espermatozoides), antes de comenzar el tratamiento, es fundamental.
No toda persona que consulta por un tema de oncología puede preservar su fertilidad, sin embargo, es importante que realice la consulta en el lugar adecuado para considerar y conocer todas las posibilidades. La inclusión de la preservación de la fertilidad en el plan de tratamiento, desde el inicio mismo del tratamiento, puede darle a un paciente la posibilidad de criopreservar para en un futuro poder cumplir el sueño de ser padre. El primer paso, y fundamental en la preservación de la fertilidad, es integrarlo como objetivo dentro del plan principal que el paciente y su oncólogo trazan en conjunto. Esto permitirá seguramente lograr mayor adherencia al tratamiento y evitar que un paciente postergue el inicio de su tratamiento por temor a peder la fertilidad, o lo rechace o, incluso no cumpla con las normas que el tratamiento le impone.
“Los médicos nos debemos perder de vista que los efectos colaterales de los tratamientos oncológicos- ya sea cirugía, radioterapia, quimioterapia u otros-, entre esos efectos posibles se cuenta la infertilidad, ponen en riesgo la adherencia de los pacientes. También es importante que los pacientes reciban información adecuada, evitando prejuicios y perjuicios que pueden incentivar la demora en la decisión de iniciar un tratamiento o de continuarlo. Hay que comunicarles que si bien los efectos secundarios se presentan con frecuencia, la ciencia ha avanzado mucho en minimizarlos y en desarrollar medidas terapéuticas y/o preventivas- como en el caso de la fertilidad-para permitirles llevar una vida plena al finalizar el tratamiento. Además, hay que considerar el efecto psicológico que tiene un planteo de preservación de la fertilidad en un paciente que debe afrontar un tratamiento oncológico. Muchas veces, esto funciona como aliciente, dándole un ímpetu positivo porque los hace pensar en el futuro, en vivir”, describe el Dr. Sergio Pasqualini, ginecólogo especialista en fertilidad y presidente y fundador de Fundación REPRO.
Los conocimientos, la percepción del riesgo y de la efectividad, las creencias sobre la salud y los medicamentos y el optimismo –que diminuye el estrés, aumenta la sensación de bienestar y las esperanzas de sobrevivir- son factores fundamentales que determinan la adherencia de un paciente a un tratamiento oncológico. Y el trabajo médico puede hacer la diferencia. “Informar permite evitar situaciones de abandono del tratamiento o de demoras en su inicio. Un paciente informado y un médico oncólogo tratante que lo oriente y derive al especialista en fertilidad son ingredientes necesarios”, dice Pasqualini.
Distintas son las opciones que puede tener ese paciente, según el caso, la edad, el tipo de cáncer, por eso, la consulta con el especialista es fundamental para trazar el plan para poder preservar la fertilidad a futuro.
- Vitrificación de óvulos: El procedimiento evita la cristalización intracelular que puede dañar la célula aumentando así los resultados de éxito. Requiere de menos tiempo que el congelamiento lento que demanda al menos 140 minutos y consiste en transformar un líquido mediante un rápido congelamiento en un sólido altamente viscoso sin cristalización.
- Criopreservación de embriones: Se extraen los óvulos maduros, se fertilizan in Vitro con espermatozoides y, aquellos que evolucionan en forma favorable, se criopreservan.
- Banco de tejido ovárico: Consiste en extraer parte de la corteza ovárica, que es la zona del ovario en que se encuentran los óvulos, mediante cirugía y luego criopreservarlo para en un futuro, trasplantarlo. Cultivo de folículos: la maduración in Vitro de folículos primordiales es otra opción para preservar la fertilidad de una mujer. Es una técnica experimental que quizás algún día sea una opción al trasplante de ovario.
- Trasposición ovárica: Mediante una cirugía se procede a alejar a los ovarios de la zona con mayor exposición a una radiación, por ejemplo, minimizando así los daños de una radioterapia.
- Traquelectomía radical: Mayormente utilizada en casos de cáncer cervical. Consiste en extraer el cuello del útero y preservar el útero. En el caso de los hombres:
- Banco de semen: Las células espermáticas son obtenidas, analizadas y criopreservadas. Los espermatozoides pueden obtenerse por eyaculación, punción de epidídimo o biopsia testicular. La tasa de éxito de embarazo varía de acuerdo a la calidad espermática al momento de la preservación, es por ello que se recomienda criopreservar más de una muestra.
- Banco de tejido testicular: El tejido testicular es obtenido mediante cirugía y almacenado a bajas temperaturas. Puede llevarse a cabo antes o después de la pubertad.
En muchos casos, el adecuado asesoramiento y planificación ante un tratamiento oncológico permite pensar a futuro en un tratamiento de reproducción asistida que logre cumplir el sueño de ser padres. “La efectividad de los tratamientos de cirugía, quimioterapia o radioterapia para combatir el cáncer ha aumentado con los años y es sabido que puede afectar el funcionamiento del ovario o del testículo, es por ello que, en este contexto, la preservación de la fertilidad es un tema central. Cuando se realiza una consulta por fertilidad en un caso oncológico es indispensable analizar cuál es el problema que enfrentamos, cuál es el estado general del paciente y cuál el estadio de la enfermedad para evaluar cuál es la mejor opción en cada caso. Lo fundamental es siempre trabajar en equipo con el oncólogo para evaluar los efectos y las dosis de las drogas sobre el sistema reproductivo y así decidir cuál es la mejor opción en cada caso en particular”, concluye.