Cuidar la fertilidad

Cuidar la fertilidad

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“Éste libro es para quienes persiguen el sueño de ser padres y no bajan los brazos, para quienes estan tristes pero son capaces de percibir en el horizonte esa esperanza que llena el corazón, para quienes se animan a explorar otros caminos.
Todos ellos encontrarán en éstas páginas una guía sobre como cuidar la fertilidad y cuales son los tratamientos que existen para lograr tener un hijo más allá de los diagnósticos.”

Dr R. Sergio Pasqualini

Prólogo de Milva Castellini:

“Te vamos a embarazar. Pero nos van a tener que tener paciencia.” Eso nos dijo, a mí y a mi marido, el doctor Sergio Pasqualini en la primera consulta médica. Fue su conclusión después de leer, en silencio y durante un rato largo, mi frondosa historia clínica, que daba cuenta de los motivos que me impedían ser mamá.
Cómo es la vida, ¿no? Cuatro años después de aquel encuentro, mientras estoy escribiendo el prólogo para su libro, Martiniano, mi hijo, que llegó después de cinco intentos de alta complejidad, corre y juega alrededor de mí. Martiniano es en mi hogar el legado de quien se convirtió en una persona queridísima y admirada por mí y por mi marido, a quien llamamos cariñosamente “Pasqua”. ¡Cuántas emociones y cuántas enseñanzas recogidas en este camino! Definitivamente, todo sucede por algo, aunque eso generalmente lo comprendemos un tiempo después. Mi lucha por tener un hijo, tan particular y tan igual a la de otras tantas parejas, la contaré en este libro más adelante. Ahora quiero hablar de su autor. Pasqualini lleva la pasión por la medicina en su sangre. Es parte de su carga genética. La heredó de sus padres, dos eminencias de la ciencia de la salud y la investigación en nuestro país.

El destino quiso que él fuera médico y creara un centro de fertilidad (Halitus) y una fundación (Repro). La herencia
genética continúa porque varios de sus hijos trabajan con él. Sí, Pasqua trabaja en familia tratando de ayudar a formar otras familias. De hecho, su primer hijo, Agustín, fue mi obstetra durante el embarazo y quien recibió a Martiniano en el parto. Yo que lo conozco puedo decir que Pasqua vive pensando cómo mejorar las técnicas que permiten “hacer bebés” cuando no hay manera posible de que lleguen en forma natural. Pero también lo desvela la necesidad de acompañar, de contener y de apoyar emocional y psicológicamente a quienes debemos transitar por tratamientos de fertilidad. Está convencido de que el equilibrio emocional del paciente es clave en un tratamiento; por eso, para optimizar la tarea de los médicos y biólogos, apuesta a terapias complementarias y a un sistema de entrenamiento especial que busca armonizar mente y cuerpo en cada uno de sus pacientes, para que quienes buscamos ser mamás y papás estemos lo mejor posible,
pese a todo. Sí, pese a todo. Porque vamos aprendiendo a medida que hacemos camino. Cuando comenzamos un tratamiento de fertilización, no tenemos ni idea de todo lo que nos espera. No sabemos aún todo lo que hay que afrontar. Por eso, Pasqua nos pedía, a mí y a mi marido, paciencia. También por eso nos apoyó cuando, después de nuestro tercer intento fallido, necesitamos hacer una pausa. Por entonces, la búsqueda nos había desgastado como pareja. Necesitábamos
volver a estar bien, tranquilos, bajar las tensiones y la angustia. Estaba claro que así como estábamos no podíamos seguir, pero también teníamos dudas de poder darnos el lujo de esperar un tiempo por el famoso reloj biológico y su incesante tictac.

“No me importan ni tu edad ni tu endometriosis. Lo más importe ahora es que ustedes se recuperen como pareja. Si ustedes no están bien, nada de lo que la ciencia pueda hacer les sirve”, nos dijo. Y tenía razón. Martiniano llegó cuando logramos estar bien nosotros. Ahí, en el quinto intento, resultó. Tras esa pausa, cuando retomamos el tratamiento, las consultas con él fueron distintas. ¿Qué ocurría? Yo llegaba con cierta ansiedad, con infinidad de preguntas, muchas de las cuales no siempre tenían respuesta. Pasqua me escuchaba un rato, me respondía de manera breve… ¡y me cambiaba de tema! Yo quería seguir hablando de las posibilidades de quedar embarazada en el intento siguiente, y él me salía con algún comentario político, con los números del rating de la tele, con un comentario del programa del momento o me leía las opiniones y notas que había escrito en su blog. Así logró hacerme ver –y yo pude entenderlo– que hay un punto donde ya no es necesario preguntar tanto porque todo está sobre la mesa. A veces, no hay mucho más por decir. Se trata de volver a intentarlo, de confiar, de relajarse, de bajar la ansiedad, pero no los brazos, de cambiar de tema. Fue entonces cuando comencé a disfrutar de “charlar de actualidad” con Pasqua, de los diálogos que teníamos mientras me indicaba qué estudios tenía que hacerme y cuáles eran los procedimientos para volver a intentarlo. Así, todo fue mucho mejor. Fui descubriendo al hombre comprometido con lo social y lo político que escribe y reflexiona. A un ser inquieto, que se juega, que reclama, que defiende. Descubrí a una gran persona.
Enormemente profesional y profundamente humano. Con la simpleza de los grandes de verdad. Con la nobleza que tiene la buena gente. Su propia historia personal y su trayectoria dan cuenta de esto. Pasqua no afloja, a pesar de sus logros y los reconocimientos recibidos. Trabaja como si fuera el primer día y como si El destino quiso que él fuera médico y creara un centro  de fertilidad (Halitus) y una fundación (Repro). La herencia genética continúa porque varios de sus hijos trabajan con él. Sí, Pasqua trabaja en familia tratando de ayudar a formar otras familias. De hecho, su primer hijo, Agustín, fue mi obstetra durante el embarazo y quien recibió a Martiniano en el parto.Yo que lo conozco puedo decir que Pasqua vive pensando cómo mejorar las técnicas que permiten “hacer bebés” cuando no hay manera posible de que lleguen en forma natural.Pero también lo desvela la necesidad de acompañar, de contener y de apoyar emocional y psicológicamente a quienes debemos transitar por tratamientos de fertilidad. Está convencido de que el equilibrio emocional del paciente es clave en un tratamiento; por eso, para optimizar la tarea de los médicos y biólogos, apuesta a terapias complementarias y aun sistema de entrenamiento especial que busca armonizar mente y cuerpo en cada uno de sus pacientes, para que quienes
buscamos ser mamás y papás estemos lo mejor posible, pese a todo. Sí, pese a todo. Porque vamos aprendiendo a medida que hacemos camino. Cuando comenzamos un tratamiento de fertilización, no tenemos ni idea de todo lo que nos espera. No sabemos aún todo lo que hay que afrontar. Por eso, Pasqua nos pedía, a mí y a mi marido, paciencia. También por eso nos apoyó cuando, después de nuestro tercer intento fallido, necesitamos hacer una pausa. Por entonces, la búsqueda nos había desgastado como pareja. Necesitábamos volver a estar bien, tranquilos, bajar las tensiones y la angustia. Estaba claro que así como estábamos no podíamos
seguir, pero también teníamos dudas de poder darnos el lujo de esperar un tiempo por el famoso reloj biológico y su incesante tictac.

“No me importan ni tu edad ni tu endometriosis. Lo más importe ahora es que ustedes se recuperen como pareja. Si ustedes no están bien, nada de lo que la ciencia pueda hacer les sirve”, nos dijo. Y tenía razón. Martiniano llegó cuando logramos estar bien nosotros. Ahí, en el quinto intento, resultó. Tras esa pausa, cuando retomamos el tratamiento, las consultas con él fueron distintas. ¿Qué ocurría? Yo llegaba con cierta ansiedad, con infinidad de preguntas, muchas de las cuales no siempre tenían respuesta. Pasqua me escuchaba un rato, me respondía de manera breve… ¡y me cambiaba de tema! Yo quería seguir hablando de las posibilidades de quedar embarazada en el intento siguiente, y él me salía con algún comentario político, con los números del rating de la tele, con un comentario del programa del momento o me leía las opiniones y notas que había escrito en su blog. Así logró hacerme ver –y yo pude entenderlo– que hay un punto donde ya no es necesario preguntar tanto porque todo está sobre la mesa. A veces, no hay mucho más por decir. Se trata de volver a intentarlo, de confiar, de relajarse, de bajar la ansiedad,
pero no los brazos, de cambiar de tema. Fue entonces cuando comencé a disfrutar de “charlar de actualidad” con Pasqua, de los diálogos que teníamos mientras me indicaba qué estudios tenía que hacerme y cuáles eran los procedimientos para volver a intentarlo. Así, todo fue mucho mejor. Fui descubriendo al hombre comprometido con lo social y lo político que escribe y reflexiona. A un ser inquieto, que se juega, que reclama, que defiende. Descubrí a una gran persona. Enormemente profesional y profundamente humano. Con la simpleza de los grandes de verdad. Con la nobleza que tiene la buena gente. Su propia historia personal y su trayectoria dan cuenta de esto. Pasqua no afloja, a pesar de sus logros y los reconocimientos recibidos. Trabaja como si fuera el primer día y como si aún tuviera mucho más por descubrir. Eso es pasión, compromiso y también un gran acto de amor. Qué bueno haberlo cruzado en nuestro camino. Ahora sé que todo sucede por algo y que solo hay que saber esperar. Gracias, Doc, por este libro, que seguramente ayudará a otros que, como a mí, les tocó luchar por la llegada de un hijo y que muy probablemente atravesaron profundas angustias en ese camino. ¡Gracias por habernos ayudado a formar una familia! La misión de acompañar ha sido cumplida. Martiniano ya es parte de todos los “hijitos Halitus”, como a usted le gusta decir. Y es cierto. Somos como una gran familia. Ojalá este libro dé herramientas a otros y que, como nosotros, ellos alcancen el sueñode ser padres.

MILVA CASTELLINI


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