Nombre del autor:Fundación REPRO

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Un cuerpo no tóxico para una buena fertilidad

Pensemos en nuestro cuerpo como en el medioambiente. Ya sabemos lo que pasa en un medioambiente contaminado, los sistemas no funcionan como corresponde. Nuestro cuerpo es el medioambiente para nuestros órganos, en el caso particular que aquí tratamos, ovarios, testículos, útero. Un mal funcionamiento del sistema total afecta la capacidad reproductiva. Por eso buscamos un cuerpo que no sea tóxico y donde los sistemas estén en equilibrio. La mente y el cuerpo funcionan como un todo. Los órganos están unidos por redes y cada uno de ellos tiene que funcionar correctamente. Si algo falla en este sistema, puede afectar al conjunto. Entonces optar por un estilo de vida saludable – alejado de los malos hábitos, del stress, la mala alimentación y el sedentarismo- contribuye a lograr un estado de armonía general creando la mejor versión de las personas. Un cuerpo no tóxico puede potenciar la fertilidad y que el embarazo se logre por vía natural, si es una posibilidad, o aumentar las probabilidades de éxito de los tratamientos médicos indicados. Para ello es clave incorporar una alimentación saludable que excluya del consumo diario productos que pueden afectar al intestino, la microbiota, y favorecer al desarrollo de enfermedades crónicas como ser la diabetes, obesidad, hipertensión, entre otras. La nutrición consciente, holística, integrativa y antiinflamatoria, así como el agregado de suplementos nutricionales ayudan a depurar, detoxificar y modificar de manera positiva el perfil de la microbiota intestinal. En el ámbito de la fertilidad, contribuyen a que se reduzca la inflamación intestinal y de los diferentes órganos, mejorando la receptividad uterina, la calidad de los ovocitos y de los espermatozoides. El ejercicio físico también es un aliado importante. Un cuerpo en movimiento permite mantener un peso saludable, mejora la circulación de la sangre, contribuye a regular la secreción de hormonas y de compuestos bioactivos, mejorando la función ovárica y la calidad del esperma. Otras prácticas complementarias como la meditación, el yoga, la acupuntura y la musicoterapia también pueden ser beneficiosas en la búsqueda de armonizar el cuerpo y la mente, ya que ayudan a gestionar el estrés y la ansiedad. En la fertilidad, no quedan dudas que un abordaje integral de la salud que contemple los hábitos saludables es el camino correcto para lograr la mejor versión de las personas y tratar de llegar al mejor resultado posible. Dr. R. Sergio Pasqualini – Especialista en Medicina Reproductiva

Christiane Dosne

Christiane Dosne de Pasqualini, Konex de Honor 2023

Su historia, atravesada por la búsqueda del conocimiento y el compromiso con la salud, es la de gran parte de las ciencias a lo largo del siglo XX. Quién fue esta mujer que vivió 102 años y a la que la Fundación Konex eligió premiar con el Konex de Honor 2023 por su trayectoria como “personalidad de sobresaliente relieve Si bien Christiane Dosne nació en París el 9 de febrero de 1920, vivió poco tiempo en Francia: a los 6 años emigró junto con su familia a Canadá. Aunque todavía nadie podía saberlo, las mudanzas serían parte fundamental de su historia. El primer cambio importante, cuando todavía era muy chica, fue el de escuela: “las monjas que daban clases no sabían nada de ciencia y yo quería ser científica, así que me cambié de colegio a otro en el que también me hacían leer la Biblia, pero como si fuera una novela”, recordaría muchos años después. Cuando tenía apenas 15 años, consiguió una beca para ingresar en la Universidad de McGill, en Montreal, donde se formó con Hans Selye, investigador del estrés. En 1939, con 19 años, ya se había especializado en Bioquímica. Pero una sola carrera no parecía suficiente para su ambición, su pasión por el conocimiento y sus ganas de saber más. Al egresar le ofrecieron un cargo docente, lo que le permitió independizarse y seguir estudiando: mientras trabajaba dando clases, realizó el ingreso a Medicina en la misma universidad. En esos tiempos, el cupo femenino era de apenas el 10% de la matrícula. En los papeles, claro: en la realidad, eran incluso menos las mujeres que podían acceder a una educación universitaria. De hecho, Dosne fue una de las cuatro mujeres que lograron ingresar sobre un total de 80 estudiantes ese año. La participación real de personas de género femenino en la carrera de Medicina era de solo 5%. De todas maneras, poco tiempo después de ingresar desistió de seguir esa carrera y el 27 de mayo de 1942 se doctoró en Medicina Experimental. Tenía apenas 22 años, y ya había publicado más de 15 trabajos en revistas científicas de prestigio internacional. De Canadá a Buenos Aires, sin pedir permiso En marzo de 1942, apenas unos meses antes de doctorarse, Dosne había ganado una beca de la Federación Canadiense de Mujeres Universitarias para trabajar junto a Bernardo Houssay y su equipo. Ni lenta ni perezosa, en julio ya estaba instalada en Buenos Aires, donde se incorporó al Instituto de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Lejos de amilanarse por su doble condición de extranjera y mujer en una disciplina repleta de hombres, Christiane se acostumbró rápidamente a la vida en el país. “Los anglosajones son aburridos: acá me encontré con los piropos y, la diversión. Me gustaba vivir en Argentina. Cuando le hablé en lunfardo, Houssay me miró sorprendido y me preguntó: ¿Dónde aprendió eso, señorita?“ Si bien al comienzo de su trabajo siguió la línea de investigación de Houssay, luego se dedicó a realizar sus propios experimentos, lo que muchas veces la llevó a enfrentarse con sus directores. Como cuando Alfredo Pavlovsky, director del Instituto de Investigaciones Hematológicas, le reclamó que no lo hubiera incluido como autor en una publicación, y Dosne le respondió “usted no metió las manos en la masa”. O como cuando le dijeron que no había pedido autorización para realizar un experimento. “Yo vine como investigadora, no como técnica. Si voy a tener que pedir permiso para cada cosa que quiera hacer, mejor me voy”, amenazó Dosne. Y se quedó. Pero quedarse quieta en un mismo lugar durante mucho tiempo no parecía ser lo suyo: apenas un año después de haber llegado a nuestras pampas, ganó una beca para trabajar en el Departamento de Medicina Experimental en Santiago de Chile, donde permaneció hasta 1944, cuando recibió otra beca para seguir investigando en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale. Vida profesional, vida familiar A fines de ese año, entre experimento y experimento, se casó con el endocrinólogo argentino Rodolfo Pasqualini, a quien había conocido durante su estadía en Buenos Aires. Dosne solo puso como condición que el matrimonio y la vida familiar no la obligaran a interrumpir la carrera científica que estaba llevando adelante, como le había pasado a tantas colegas mujeres que al ser madres se habían retirado de la investigación. Su marido aceptó, pero también pidió algo: que la pareja viviera siempre en la Argentina, Fue así como, apenas después del casamiento, el matrimonio regresó al país y Dosne comenzó a trabajar en el Hospital Militar Central, donde se dedicó a continuar los estudios iniciados en Yale. Más allá de los viajes ocasionales que vendrían, la pareja había vuelto para quedarse y para contribuir fuertemente con su trabajo al sistema científico y de salud de nuestro país. Acá, además, tuvieron cinco hijos. Cuenta su nieta, Belén Pasqualini (que llevó la vida de su abuela al teatro con el unipersonal Christiane), que la logística familiar estaba construida de tal manera que ninguno de los embarazos ni los vaivenes de la crianza interrumpiera la investigación ni la relación de Dosne con sus amados ratones experimentales. Cada miembro de la pareja estaba cumpliendo su parte del trato. Trabajar a pesar de los golpes En 1947, a pedido del doctor Ramón Carrillo, Ministro de Salud Pública del gobierno peronista, Christiane Dosne de Pasqualini colaboró con su marido para montar el Instituto Nacional de Endocrinología. Pasqualini fue nombrado director del espacio, y ambos trabajaron allí hasta el derrocamiento de Perón, en septiembre de 1955. Apenas dos años antes, Dosne había dejado su cargo en el Hospital Militar para desarrollar la sección hematología del Instituto Modelo, pero debió recuperar ese puesto tras el golpe de Estado. Mientras tanto, continuaba con su trabajo en el laboratorio de hematología, donde comenzó a investigar sobre la leucemia. Recién pudo abandonar definitivamente su trabajo en el Hospital Militar en 1963, un año después de haber ingresado como investigadora en el recientemente

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Paternidad tardía: desafíos y beneficios de ser padre a edades avanzadas

La paternidad es una experiencia gratificante que puede manifestarse en diferentes etapas de la vida. En los últimos años, ha habido un aumento en la maternidad y paternidad en edades avanzadas. Sin embargo, desde el punto de vista médico reproductivo, existen desafíos y consideraciones especiales asociadas a la paternidad en esta edad. A nivel mundial, se ha observado un aumento en la paternidad en hombres mayores de 60 años en las últimas décadas. Las tasas de paternidad en esta edad varían según los contextos socioeconómicos y culturales de cada país. En países desarrollados, se estima que alrededor del 1% al 2% de los hombres mayores de 60 años se convierten en padres. Uno de los principales desafíos es la disminución natural de la función reproductiva masculina. Estudios han demostrado que las tasas de embarazo disminuyen entre un 23% y un 38% en hombres de 50 años o más en comparación con hombres más jóvenes. La producción de espermatozoides también se ve afectada, con una reducción de al menos el 25% en hombres mayores de 50 años. Aproximadamente a los 40 años, comienza un descenso gradual de la producción de testosterona, lo que puede influir en el deseo sexual masculino y la calidad del eyaculado. Cuando un hombre mayor de 50 años busca asesoramiento médico para la fertilidad, se le realiza una evaluación junto con su pareja, considerando la edad de ambos. Si la suma de las edades no supera los 100 años, se considera que es posible avanzar en el tratamiento, siempre teniendo en cuenta el bienestar del futuro hijo. Se realiza un espermograma, que permite evaluar la cantidad, movilidad y forma de los espermatozoides – porque con la edad disminuyen. Además, se evalúa la fragmentación del ADN de los espermatozoides, ya que el envejecimiento puede estar asociado a un mayor riesgo de alteraciones genéticas en la descendencia. Si el embarazo no llegó de manera natural, las opciones en reproducción que existen son el ICSI, que es una técnica de laboratorio que consiste en inyectar un espermatozoide en un óvulo;  o la donación de esperma, en casos los que la calidad de los espermatozoides no sea óptima o no se pueden obtener espermatozoides viables. La paternidad en hombres mayores plantea consideraciones éticas y sociales importantes. Se debe tener en cuenta el bienestar del niño a largo plazo, la diferencia de edad entre el padre y el hijo, así como la capacidad del padre para brindar un entorno estable y adecuado para la crianza. Al mismo tiempo, puede haber beneficios significativos. Algunos hombres pueden haber retrasado la paternidad debido a razones personales, como el enfoque en la carrera profesional o la búsqueda de estabilidad financiera. La experiencia y madurez emocional adquirida con el paso del tiempo pueden contribuir a una crianza más consciente y reflexiva. Como a medida que va a pasando el tiempo se va perdiendo la cuota de omnipotencia que se tiene cuando se es joven, la paternidad tardía va a tener que ver con la capacidad de disfrute y relax de esa persona. A a esa altura de la vida suele ser vivida como una experiencia vivificante, rejuvenecedora e incluso vigorizante. Algunos hombres logran conectarse con sus hijos menores de una manera más relajada, con mayor espacio para el disfrute y el placer. Han superado las propias exigencias, se han desafiado a sí mismos ganando y perdiendo en la vida. Esta posición más “relajada” del sujeto respecto de la crianza del chico ha sido juzgada como poco “pedagógica u operativa”. Los hijos de la madurez han sido conceptualizados como menos competitivos o menos preparados para el exigente mundo moderno, dado que sus padres sólo juegan con ellos, educan poco y no ponen límites. Pero en todo caso depende de cada uno, porque en ocasiones son personas que tienen más seguridad frente a algunas cosas y entonces tienen otra relación con los límites. Porque a veces el límite tiene que ver con la inseguridad de los padres. El deseo de ser padre y la voluntad de educar no está necesariamente reñida con el paso del tiempo. Será cuestión de cada sujeto adulto en la intimidad de su ser pueda preguntarse qué lo mueve y qué lo motiva a tener un hijo a los treinta, cuarenta cincuenta o sesenta años. La paternidad tardía plantea desafíos complejos. Educar y formar a un hijo para un mundo distinto con exigencias y modalidades nuevas, como la tecnología o los nuevos modos de comunicación, que pueden ser obstáculos complejos de superar para los padres añosos. Pero también puede ser una experiencia de aprendizaje, gratificación y oportunidades

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Edad materna avanzada y embarazo ¿Hay más riesgos?

Cada vez son más las mujeres o parejas que eligen aventurarse en un embarazo después de los 35, 40 o incluso, más de 45 años. El crecimiento personal, profesional y laboral, la elección de una segunda carrera, la situación económica o bien construir una pareja (o iniciar una segunda), son algunos de los tantos factores que influyen y se entrelazan a la hora de decidir un primer o segundo embarazo a edades biológicamente avanzadas. Los avances de los últimos años en métodos diagnósticos, así como en la fertilidad y salud reproductiva de las mujeres, incluyendo herramientas tan valiosas como la cripreservación de ovocitos o la ovodonación, han venido a acompañar estos cambios. ¿Qué sabemos sobre estos embarazos? En primera instancia, es menester saber que habrá mayor riesgo de patologías maternas y/o fetales. El abordaje precoz, e instaurar medidas preventivas, serán suficientes para la prevención de algunas de ellas. Y en aquellas que indefectiblemente sucedan, será fundamental el adecuado control prenatal.  ¿Y entonces? Si bien siempre es el objetivo, lo idea es hacer una consulta preconcepcional que nos permita conocer patologías previas, y poder asesorar sobre cuidados y hábitos, vacunación, alimentación y por supuesto, sobre la tan nombrada en estas épocas \”reserva ovárica\”. En algunos casos, las condiciones médicas previas como hipertensión arterial, diabetes, o enfermedades autoinmunes, entre otras, pueden requerir de cuidados prenatales de mayor complejidad, o un abordaje conjunto e interdisciplinario y preparación para el embarazo. ¿Cuáles complicaciones pueden presentarse? Las complicaciones tempranas se asocian a mayor riesgo de abortos espontáneos por diversas causas, aumento de embarazos ectópicos o fuera del útero, así como anomalías cromosómicas o malformaciones congénitas. En la actualidad, la medicina cuenta con valiosas herramientas de diagnóstico prenatal, las cuales pueden aportar información clave para estas situaciones. El seguimiento de estos embarazos es recomendable que sea abordado con un mayor número de controles o con la sugerencia de algunos otros estudios prenatales, no pedidos en forma rutinaria, pero sugeridos frente a algunas condiciones. El control de la tensión arterial y del crecimiento fetal son pilares fundamentales, así como la pesquisa de diabetes gestacional. No obstante, algunas complicaciones tardías pueden asociarse con recién nacidos prematuros o con menor peso del esperado al nacer. La mayoría de los estudios muestran hoy que las mujeres mayores de 35 años tienen altas probabilidades de tener una cesárea, ya sea por las comorbilidades asociadas a su embarazo o bien por dificultades en la progresión del trabajo de parto. Sin embargo, el control de embarazos en mujeres de mayor edad, es una tendencia creciente, que implica un gran trabajo en equipo. Es fundamental el correcto asesoramiento y control prenatal, para prevenir potenciales complicaciones y lograr embarazos seguros. La consulta preconcepcional hecha a tiempo, el asesoramiento sobre riesgos y métodos diagnósticos actuales, el examen ginecológico, entre otros, serán de enorme valor para el seguimiento de estos embarazos. No dudes en consultar a tu ginecólogo u obstetra sobre tus dudas; el fortalecimiento del cuidado preconcepcional, pre y posnatal serán la mejor prevención en este camino.

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El esperanzador testimonio de Agustina Clemente, que será mamá tras haber superado un cáncer

Agustina Clemente tuvo cáncer de mama en 2018, a los 28 años. Antes de la operación y sabiendo que tras la quimioterapia y los rayos podía llegar a sufrir una menopausia precoz, decidió preservar óvulos. Hoy, cuatro años después de ese duro trance, esta maestra de 32 años está esperando su primera hija, Elena que nacerá en noviembre. Esta es su valiente y esperanzadora historia. Agustina Clemente junto a su pareja. «Así descubrí que tenía cáncer» «Una noche me palpé un bulto en la mamá izquierda, era como una cánica, se la muestro a mi novio y él me sugiere ir al médico en ese momento. Yo la verdad dije esperar porque no pensé nunca en la posibilidad de un cáncer, no sabía que las mujeres jóvenes podían tener cáncer de mama». «Saqué turno con un mastólogo que al palpar me dijo que no era nada, que me quede tranquila. Le insistí y me mandó a hacer una eco mamaria. Ahí el resultado arrojó que era 98% benigno y 2% probabilidad de malignidad. Ese porcentaje que arroja la ecografía se llama BI-RADS, investigué y supe que es una apreciación subjetiva del técnico de imágenes. Se lo mostré al médico y me dijo que me quedara tranquila, que en 6 meses hacíamos un nuevo control. Yo no quería, prefería descartar ese 2%, aunque sabía que la punción era invasiva. Le insistí bastante, y el 9 de agosto, a mis 28 años recibí el resultado de la biopsia que decía que tenía un carcinoma ductal infiltrante. El 28 de agosto me operaron: me hicieron una cuadrantectomía, donde sale que los ganglios eran negativos». Agustina antes del cáncer. La búsqueda de la preservación de óvulos «Cuento esta parte de la historia porque nadie me aconsejó sobre la vitrificación de óvulos. Mi oncólogo era bastante reacio a contestar preguntas. Mi mamá había tenido cáncer a los 46 años (hoy tiene 67), y había quedado menopáusica. Pensé que todas quedaban menopáusicas luego de la quimio. Yo tenía por delante 16 sesiones. Entonces le pregunté al oncólogo y me dijo que cualquier cosa que quisiera hacer con mi fertilidad, tenía que hacerla antes del 2 de octubre que empezábamos el tratamiento (quedaban 25 días)». «Llegué a Hailtus porque mi mamá, antes que yo naciera, había perdido un embarazo y se había atendido con el Dr. Pasqualini. Por suerte mi prepaga la tenían, y al llamar y explicar mi situación, me dieron turno rapidísimo con la Dra. Carlota Lucini, que es la coordinadora de Oncofertilidad del Instituto. Para mí fue un ángel en el camino que, además de explicarme un montón de cosas, ese mismo día me llevé la caja para empezar la estimulación. Fue un poco duro, me tenía que inyectar, me daban calores, yo estaba recién diagnosticada. Pero fue una apuesta a la vida, porque el diagnóstico te enfrenta con la muerte. Pensar en la vitrificación de óvulos fue pensar ‘voy a vivir y voy a poder ser madre algún día\’». Mientras transitaba la quimio. «El procedimiento fueron 13/15 días de estimulación ovárica, sin tener en cuenta el momento del ciclo menstrual en el que estaba porque tenía poco tiempo. Si bien tenía que inyectarme en la panza, estaba hinchada, tenía calores, para mi fue tolerable el tratamiento. Día por medio tenía que ir a hacerme una ecografía transvaginal para ver cómo iban madurando los ovocitos. Yo no sabía qué cantidad iba creciendo, pero sabía que era importante que lográramos varios. El día de la extracción me enteré que me habían sacado 19 óvulos de los cuales 12 eran super buenos. Esto era muy exitoso, ahora tenía que encarar el tratamiento del cáncer». Cómo fue la operación de cáncer de mama «La operación de cáncer de mama fue rara porque era mi primera vez en un quirófano, con anestesia total y todo eso. Me entraron en silla de ruedas y eso me impactó, porque yo podía caminar perfectamente. Me dijeron que era por protocolo pero a mi siempre me hizo pensar en el lugar de “pasividad” que le otorga la medicina al paciente, y yo intento como paciente ser más activa». «La operación fue corta porque me hicieron una cuadrantectomía, salí un par de horas después de alta. El posoperatorio la verdad fue tranqui, me curaba yo la herida, no estaba imposibilitada por los movimientos. A la quimioterapia le tenía miedo porque tenía el recuerdo de cuando mi mamá la atravesó, sintiéndose muy mal, sin comer por el gusto feo en la boca, vomitando. Pero no me pasó nada de eso. Tenía si las defensas muy bajas, por más que me daban medicación para levantarlas, incluso un par de veces suspendieron la quimio. Fui muy estricta en cuidarme con los alimentos, para no tener contaminación de ningún tipo, usaba barbijo, en 2018 cuando nadie lo hacía». El proceso en fotos. La caída del pelo y la reacción del cuerpo «La caída del pelo fue difícil, por lo que genera la mirada del otro, no de mi familia sino salir a la calle y que la gente te miré con lástima. Compré una peluca que nunca usé. Mis alumnos y amigas se cortaron el pelo y me hice otra peluca que la usé solo para la entrega de diplomas de ellos. Sentía que era como mentirme a mí misma, prefería usar pañuelos». «Después llegaron los rayos, fueron 33 sesiones, también con suspensión de tratamiento en varias oportunidades, generé una mastitis y tenía que descansar para darle un poco de respiro a la piel. Entonces algo que tenía que durar un mes, duró como dos meses y medio. Si bien estaba cansada, también fue un buen tratamiento. Esto es algo que quiero insistir, no es como en las películas que los enfermos de cáncer están tirados en la cama y no pueden hacer nada«. Usando un pañuelo. «Cada cuerpo responde al tratamiento de diferentes maneras, también tiene que ver el estadío del cáncer, cada situación es distinta. Lo que no hay es que hacer es predisponerse

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La disminución de la fertilidad global: ¿mito o realidad?

¿Por qué la infertilidad impacta a cada vez más personas? No existen dudas de que la fertilidad disminuye en las personas con la edad. Es decir, una mujer 40 años produce menos óvulos y de menor calidad que una de 25. Y si bien es muy marcado en las mujeres, los hombres no escapan de esa variable. Pero existe otra manera en la que los años están impactando en la fertilidad: existen trabajos científicos que hacen referencia a que, por ejemplo, el conteo de espermatozoides medido en los espermogramas es significativamente más bajo en el hombre actual que en el de hace 50 años. Y si bien es más fácil de evaluar la fertilidad en el hombre que en la mujer, se infiere que hay un impacto también en ella, debido a ciertas similitudes entre los testículos y los ovarios que permiten extrapolarlo. En las mujeres, lo que dificulta terminar de evaluar esa disminución es que en estos 50 años existieron importantes cambios socioculturales. La búsqueda más tardía de hijos, por distintos motivos, con la consiguiente menor reserva ovárica y dificultades para lograrlo, es una realidad. En cuanto a la disminución de la fertilidad en las últimas décadas, vemos que existe una tendencia a una menor respuesta -en cuanto a cantidad y calidad- a la estimulación ovárica cuando realizamos los tratamientos de fertilización in vitro. Es decir, en cuanto a cómo responden a la estimulación las mujeres hace 20 años que en la actualidad. Esto lo observamos también en las donantes de óvulos, que son mujeres jóvenes y sin problemas de fertilidad. Pueden ser varias las explicaciones de este descenso: una podría ser mutaciones y cambios en los genes, que se producen de generación en generación; o los  contaminantes ambientales que se creen actúan como tóxicos en forma directa o como disruptores endocrinos. Éstos son químicos que engañan a los receptores de hormonas uniéndose a ellos y no dejan que las hormonas funcionen de manera correcta. Algunos pueden ser los plásticos, cosméticos, pesticidas, alimentos enlatados, etc. De esta manera, actúan en las hormonas e influyen en procesos naturales como el sueño, el apetito, el metabolismo, y en este caso, el sistema reproductor. Existen diversos estudios que evalúan como impacta cada disruptor endócrino en la fertilidad. A modo de resumen podemos decir que, en general, existe una disminución de la reserva ovárica y de su calidad, una disminución de la viabilidad y de la calidad del semen, una disminución de la tasa de implantación de embriones y además, de los embarazos que llegan a término. El contacto con los disruptores es cotidiano y bastante difícil de evitar. Sin embargo, existen cosas que podemos hacer para reducirlo, como no utilizar plásticos y preferir contendores de vidrio. Evitar los alimentos procesados y optar por aquellos naturales y orgánicos. La fertilidad global y la microbiota La vida útil de los ovarios y de los testículos, el ritmo de la pérdida de la función reproductiva, viene determinada en los genes. Sin embargo, sobre estos genes puede llegar a actuar el medio ambiente, regulando su expresión, ya sea activándolos o silenciándolos. Es lo que se conoce como epigenética. El cuerpo humano funciona como un sistema en redes, interconectado, una falla en algún sector puede influir en los demás.  Así vemos como lo psíquico, lo neurológico, lo inmunológico, lo endocrinológico interactúan, a lo que tenemos que agregar la microbiota que son los microorganismos que colonizan nuestro cuerpo. La población más importante se encuentra a nivel del intestino, pero también está presente en la vagina, intraútero, la boca, la piel, etc. Para tener una noción de la importancia de los microorganismos (bacterias, virus y hongos) con los que convivimos podemos decir que son hasta diez veces más que las células que tenemos en nuestro cuerpo. La microbiota tiene que ver tanto con la salud como la enfermedad. Se relaciona con la digestión de nutrientes a nivel del intestino, con la producción de vitaminas y de protección frente a distintos patógenos. Interactúa con el sistema neurológico, endocrino e inmune, y concierne a la permeabilidad intestinal. Frente a alteraciones en su composición, estado denominado de disbiosis, se la relaciona con enfermedades autoinmunes y de generación de un estado inflamatorio local y sistémico. Este estado inflamatorio crónico puede llevar a enfermedades o ser consecuencia de ellas, con un componente autoinmune como el lupus, la artritis reumatoidea, la enfermedad de Crohn, la celiaquía, la colitis ulcerosa, diabetes, obesidad, endometriosis, etc. En el enfoque integral de las personas que nos consultan con el deseo de tener un hijo debemos explorar no solo lo relacionado en forma directa con el sistema reproductivo, sino todo aquello que puede estar afectándolo en forma indirecta y actuar en consecuencia. Al tener en cuenta lo sensible que son los ovarios y los testículos debemos actuar sobre todo aquello que puede llegar a estar afectándolos, sabiendo que la inflamación crónica y las alteraciones autoinmunes pueden hacerlo. De la detección de una alteración autoinmune o de un estado inflamatorio puede surgir algún tratamiento específico. Al mismo tiempo, llevar un estilo de vida saludable con una alimentación adecuada con el aporte de suplementos nutricionales, probióticos y prebióticos, y actividad física, puede mejorar las condiciones inmunológicas e inflamatorias.

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Me arrepiento de haberme hecho la FIV: la importancia de la información realista

Un trabajo publicado en la revista Fertility & Sterility demuestra que el 27% de las mujeres mayores de 42 años que se sometieron a una FIV con óvulos propios, se arrepintieron. La muestra toma a 94 de esas mujeres y define un score de 25 – límite del arrepentimiento entre moderado a severo.  El 73% restante no se arrepintieron o lo hicieron en un grado leve. ¿Pero qué factores pueden condicionar este arrepentimiento? En primer lugar, es importante tener en cuenta que son mujeres de más de 42 años que debido a su edad tienen la reserva ovárica disminuida. Por supuesto que cada caso es distinto y esa reserva debe evaluarse en particular para saber cuáles son las chances reales de lograr un embarazo. De aquellas mujeres que se arrepintieron de hacerlo, las causas fueron: la falta de cobertura, el haber pagado por el tratamiento, la falta de información en cuanto a las posibilidades reales y la falta de apoyo emocional. La conclusión es que la FIV a partir de los 42 años conlleva bajas posibilidades de éxito y altas chances que los pacientes se arrepientan de haberlo hecho. La experiencia demuestra como motivo fundamental la falta de información realista y de apoyo emocional. Es primordial no generar falsas expectativas, aun sabiendo que disponemos de herramientas -a nivel experimental-, que pueden llegar a mejorar la respuesta y la función ovárica, pero que ninguna hace magia. Entonces, quizás lo previo sería ser sinceros con las verdaderas chances, y permitir una consulta psicológica donde explorar la posibilidad de avanzar con óvulos donados. Las chances son muy altas en ese caso. ¿Por qué es tan importante la consulta psicológica? La conversación con la psicóloga no es la misma que pueden tener con su médico fertilólogo. Eso no significa que la psicóloga las va a convencer, sino que se abre un espacio real para plantearse la pregunta sobre la ovodonación y otras alternativas médicas. La posibilidad de ver las cosas de otra manera, de entender las chances reales que tienen de lograr el embarazo, de finalmente tener al bebé en brazos. Sin lugar a dudas atravesar los tratamientos de fertilidad con el asesoramiento adecuado y con un espacio personal de escucha permiten tomar decisiones más ajustadas a la realidad y posibilidades de cada sujeto. Informarse sobre los procedimientos médicos en términos reales y alcances esperables, proyectarse en un escenario prospectivo real, desarmar mitos y fantasías, atravesar fantasmas infantiles, derribar supuestos y mandatos son algunos de los tantos movimientos que una persona sometida al proceso de la fertilidad debe realizar. Es un espacio para hablar y escucharse, y en ese ida y vuelta surjan las herramientas o recursos que el sujeto tiene para el manejo emocional de la situación y la elaboración de una estrategia de acción conducente a resultados saludables. El correcto asesoramiento, la consulta con una psicóloga especializada, el apoyo emocional y el acompañamiento adecuado va a hacer que, si se realizase el tratamiento con óvulos propios, las posibilidades de arrepentimiento ante un fracaso se minimicen. Y, por el contrario, quizás antes de avanzar evalúen realmente la posibilidad de hacerlo con óvulos donados. De esta manera con una decisión basada en la información y el intercambio los pacientes encararan el tratamiento que sea, con menores chances de arrepentimiento.

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Preservar la fertilidad Pepita Sandwich: “A los 30 antes te preguntaban si ibas a tener hijos; ahora, si vas a congelar óvulos”

La ilustradora argentina congeló óvulos y los resultados la decepcionaron. Con un “comic”, puso sobre la mesa las expectativas y la dimensión emocional que se juega en este tipo de tratamientos. “Congelé óvulos para olvidarme del tema y poner en pausa la decisión de la maternidad, y me pasó todo lo contrario: ahora lo tengo más presente”. La ilustradora argentina Josefina Guarracino, conocida como Pepita Sandwich, hizo un tratamiento para preservar su fertilidad, pero los resultados no fueron los que esperaba. La autora de Las mujeres mueven montañas (Lumen), con más de 98 mil seguidores en Instagram, contó su experiencia en un ensayo visual que tuvo gran repercusión, sobre todo, porque puso sobre la mesa cómo juegan las expectativas y subrayó la dimensión emocional de este tipo de procedimientos, que es mucho más que “solo” aplicarse inyecciones. El reloj biológico: “¿Vas a congelar?” Hace cinco años se fue a vivir con su novio a Estados Unidos -hoy llevan juntos diez años-. Fue un “empezar de cero” y, en ese momento, la maternidad no estaba en los planes. En esa época, cuando ella rondaba los 30 años, sus médicos empezaron a hablarle de la posibilidad de congelar óvulos. “Creo que se ve como si fuese una panacea para prolongar la maternidad, pero no es tan sencillo, porque todos los procesos que tienen que ver con la fertilidad son muy emocionales”, comentó a Clarín. “Antes cuando cumplías 30 te preguntaban si ibas a tener hijos; ahora te preguntan si vas a congelar óvulos. Y eso también es una presión hacia la maternidad de alguna forma. Entonces, por un lado, existía la presión de hacer el tratamiento y después, una presión de que los resultados fueran iguales o mejores (a los de las personas cercanas)”. El ensayo visual de Pepita Sandwich, publicado en abril de 2022 en el suplemento The Lily, de The Washington Post. En ese vaivén emocional la idea rondó en su cabeza durante varios años. Por ejemplo, en agosto de 2019 escribió en Twitter: “Óvulos shower, en vez de un baby shower, una fiesta en donde todos te den un poco de plata para congelar óvulos”. Finalmente, avanzó a los 35: “Por una cuestión de presión biológica y social, decidí finalmente llevarlo a cabo”. En agosto de 2019 escribió en Twitter: “Óvulos shower, en vez de un baby shower, una fiesta en donde todos te den un poco de plata para congelar óvulos”. Congelar óvulos no era tan “fácil” Viajó a la Argentina y en enero de 2022 concretó el tratamiento en una clínica en Buenos Aires, ya que le resultaba significativamente más económico hacerlo en nuestro país que en Estados Unidos. Jose tenía varias amigas que habían hecho este tipo de tratamiento antes y le anticiparon algunas sensaciones, como los efectos corporales -por ejemplo, la hinchazón o el dolor de aplicarse las inyecciones- y la “sobrecarga emocional del tratamiento”. El ensayo visual de Pepita Sandwich, publicado en abril de 2022 en el suplemento The Lily, de The Washington Post. También le hablaron de la cantidad de óvulos maduros extraídos… Y empezó a compararse con ellas en relación al número que esperaba alcanzar. “Todas me lo contaban con bastante optimismo, desde un lado resultadista”, recordó. A los pocos días de comenzado el tratamiento (que contempla entre diez y doce días de inyecciones), se dio cuenta que no iba a llegar a tener la cantidad de óvulos que había imaginado. “Un proceso que comencé impulsivamente estaba teniendo un efecto psicológico en mí”, escribió en el ensayo publicado en The Washington Post. Foto: gentileza. “Un proceso que comencé impulsivamente estaba teniendo un efecto psicológico en mí”, escribió en el ensayo que publicó en abril a raíz de esta experiencia en el suplemento The Lily, de The Washington Post. Finalmente, le extrajeron tres óvulos maduros. “De repente, congelar óvulos no era la solución fácil que pensé que sería. Aprendí que no hay garantías para el número de óvulos que puedas obtener”. Pepita Sandwich publicó sus materiales en revistas en Argentina, México y Estados Unidos. La decepción: “No sabía que podía no funcionar” A pesar de este “baldazo de agua fría”, la ilustradora dijo que no se arrepiente, porque hizo “algo al respecto e intenté tomar algún tipo de decisión, y no simplemente ‘esperar al destino’”. Aún no tiene decidido si repetirá, o no, una nueva estimulación para “sumar óvulos a la canasta”. “Comencé el proceso con una idea de resultado que no fue, y eso me hizo sentir un poco frustrada y decepcionada de mi cuerpo. Y eso frustró también mi idea de posponer la maternidad en ese solo intento”, explicó a Clarín. El ensayo visual de Pepita Sandwich (publicado en The Washington Post, abril 2022), compartido por Mariela Belski, directora ejecutiva en Amnistía Argentina, en Instagram. “Entré al procedimiento con la sensación de que iba a ser exitoso sí o sí, cuando en realidad hay un montón de cuestiones físicas particulares de cada individuo que son distintas y el proceso puede funcionar o no”, reconoció. “Yo no sabía que esto podía pasar, que no funcionara el tratamiento”. “Ojalá hubiera estado más preparada” Tomar decisiones informadas es la recomendación que Pepita repite a lo largo de toda la conversación. Y siempre hace hincapié en liberarse de las presiones sociales: “Lo primero que le recomendaría a alguien es que piense si esta oportunidad de congelar óvulos es realmente para ella. O sea, para las mujeres de mi generación que no venimos pensando en este tema a veces siento que congelar óvulos se ve hasta como una ‘obligación’”. Además de hacer las consultas médicas pertinentes y hacerlo en los tiempos sugeridos, instó a que estén “emocionalmente preparadas para un resultado inesperado y acompañadas psicológicamente, o con personas que las puedan apoyar, porque es un proceso muy emocional que se hace bastante en soledad”. «A veces siento que congelar óvulos se ve hasta como una ‘obligación’”, dice Pepita Sandwich, ilustradora argentina. Foto: gentileza. “Es un procedimiento muy caro, por lo que es un privilegio poder intentar

Artículos, Ciencia en tu vida

La inflamación, ¿la culpable de todos los males?: cuál es su relación con la infertilidad

El estilo de vida poco saludable y la mala alimentación son los principales causales de las enfermedades crónicas no transmisibles, originadas por el proceso inflamatorio que estos factores generan en el organismo. Cómo y por qué puede verse afectada la capacidad reproductiva. Las enfermedades crónicas no transmisibles, por muy distintas que sean y con independencia de la parte del cuerpo en que se manifiesten, comparten un síntoma en común: la inflamación. Es el primer síntoma de la enfermedad, y si se quiere llegar a su origen, es imperioso poder determinar la causa. Coinciden los especialistas en que la forma en que vivimos, el ritmo de vida actual, los hábitos poco saludables, son la razón quizá más frecuente de la inflamación crónica. Al parecer, los factores predisponentes son los xenobióticos, tal el nombre que recibe una sustancia química que se encuentra dentro de un organismo, que no se produce naturalmente y que no debería estar, la dieta, la disbiosis intestinal, el estrés, y el sedentarismo, entre otros. En muchas ocasiones, no siempre, antes de la inflamación crónica tiene lugar una disfunción intestinal, que de corregirla prevendría, o por lo menos minimizaría, el problema. ¿Pero qué injerencia tiene todo esto en la capacidad reproductiva de las personas? Muchas de las enfermedades cardíacas, cáncer, diabetes, artritis, enfermedades autoinmunes, insomnio, depresión, asma, enfermedades de la piel, migrañas, y hasta la infertilidad pueden tener que ver con un intestino dañado o irritado. Puede incluso llegar a provocar envejecimiento prematuro. No hay que esperar a tener síntomas intestinales, todos pueden llegar a tener el intestino dañado en menor o mayor medida, aún sin síntomas, y poder llegar a sufrir las consecuencias, es fundamental la salud del intestino para la salud general. La alimentación es la clave. Las toxinas más comunes provienen de ella, aunque también se absorben a través de la piel y pulmones. La alimentación es la herramienta más poderosa para tratar los desequilibrios del cuerpo. Los sistemas y funciones están interconectados, lo que explica por qué, al recuperar el equilibrio, se consigue mejorar el funcionamiento del todo, incluso, el sistema reproductor. Entender a la alimentación como una buena medicina es el primer paso para resetear al cuerpo de manera física y emocional. Cuando se habla de intestino se incluye la pared intestinal, el tejido linfático asociado, el sistema nervioso y la flora intestinal, o sea la microbiota. Para comprender la importancia del aparato digestivo en la salud general, es bueno saber que el sistema nervioso asociado al intestino es de tal magnitud que es considerado el segundo cerebro, así como lo es la microbiota, que es diez veces más numerosa en cantidad que las células que conforman el cuerpo humano. Está el 80% ubicada en el interior del tubo digestivo y el resto en otros órganos como pulmones, piel, vagina, cavidad endometrial, ojos, etc. El funcionamiento del intestino tiene un efecto directo e indirecto sobre todas las células del cuerpo. Cuando está irritado o dañado aumenta su permeabilidad y pasan moléculas que no deberían hacerlo, que generan reacciones nerviosas, inmunológicas y hormonales que se pueden traducir en distintas enfermedades con el común denominador que es la inflamación. Así es que la reparación del intestino puede resolver o mejorar muchas de las enfermedades crónicas y de problemas agudos. El intestino es la parte del cuerpo que más sufre a causa del estilo de vida que vivimos. El intestino dañado puede no estar provocando disfunción intestinal, pero puede estar ‘incubando’ enfermedades del futuro. De la misma manera la inflamación precede a la aparición de síntomas,es por esto que la reparación del intestino previene y colabora para mantener la salud y enlentecer el deterioro producto del paso del tiempo. Reparación que se puede lograr por medio de los hábitos saludables. La inflamación y su relación con la fertilidad Los ovarios y los testículos son los órganos, quizás, más sensibles del cuerpo. Ejemplo de ello es el efecto de la quimioterapia en los tratamientos oncológicos, en los que la función que con mayor frecuencia queda afectada, es la reproductiva. La disfunción intestinal con el consiguiente aumento de la permeabilidad, deja pasar moléculas que no deberían y puede generar reacciones de autoinmunidad o de otra índole como el hipotiroidismo de Hashimoto en el que el organismo genera anticuerpos que atacan a la glándula tiroidea y éstos, por reactividad cruzada, pueden atacar a los ovarios, a los testículos o a otros órganos. Lo mismo puede ocurrir en la enfermedad celíaca en la que el gluten genera una reacción de autoinmunidad en la que se afecta los enterocitos que son las células que recubren el interior de la pared intestinal -agregó-. Esto genera aumento de la permeabilidad y otras reacciones de distinta índole. También inflamación sistémica, lo que puede afectar la fertilidad por la misma inflamación o por reactividad cruzada de los anticuerpos generados. La disbiosis -o desequilibrio de la flora microbiana- puede ser otro causal de aumento de la permeabilidad intestinal con las consecuencias que ello puede generar. Estos cambios producto de la inflamación sistémica pueden llegar a repercutir, por la misma inflamación, en la microbiota de los distintos órganos, como el vaginal y el de la cavidad uterina, y afectar así a la fertilidad. Por ejemplo – si se afecta la microbiota a nivel de la cavidad del útero, también puede hacerlo la receptividad endometrial y ser causa de fallas de implantación, de abortos recurrentes y hasta de otras patologías del embarazo más avanzado. La microbiota de los distintos órganos pueden estar afectadas por disbiosis locales y no ser consecuencia de la alteración a nivel de la disfunción y de la microbiota intestinal, pero dada la interrelación entre todos los sistemas que conforman el cuerpo humano es que tenemos que pensar en la parte y en el todo y actuar en consecuencia. Entender y reparar el intestino es la base para mejorar el desequilibrio y se traducirá en beneficio en cuanto al mejor funcionamiento del organismo, incluido el aparato reproductor. Entender cómo influyen la dieta y el estilo

Investigaciones

LAS MUJERES DEL SIGLO XXI POSTERGAN SU MATERNIDAD. ESTAMOS ASESORÁNDOLAS CORRECTAMENTE?

INTRODUCCION “La conciliación entre la maternidad, la vida laboral y la vida personal se establece  a través de la adopción de un proyecto secuencial en el tiempo” (Martí, 2011:277) La ONU respecto a cambios demográficos mundiales expuso que casi la mitad de las personas a nivel mundial viven en un área donde la fecundidad es menor a 2,1 nacimientos por mujer (tasa que asegura la reproducción de la especie).  La  tasa de fecundidad mundial que en 2019 era de 2,5 hijos por mujer y disminuirá a 2,2 en 2050. La edad promedio del primer hijo aumentó de 21.4 años a 25.4  años como la concepción de familia “tipo”. La mujer hoy tiene énfasis en la realización de proyectos vitales personales, los cuales incluyen la postergación de la maternidad o la duda a la maternidad, como especialistas en medicina reproductiva debemos estar a la vanguardia: toda mujer debe ser asesorada sobre los alcances de la técnica de criopreservación ovocitaria, en cuanto a la seguridad y resultados de la misma. OBJETIVO Conocer la tendencia del grupo de mujeres que realizan tratamiento de vitrificación ovocitaria por maternidad diferida social. MATERIALES Y METODOS Diseño observacional retrospectivo de un Programa de Vitrificación Ovocitaria por maternidad diferida social. Análisis de un total de 514 pacientes en el período 2011-2020, mediante variables dicotómicas y nominales, en base de datos Excel, diseñada para la investigación. RESULTADOS CONCLUSIONES  El promedio de edad de vitrificación ovocitaria es de 37 años con criopreservación de 9.6 MII. Debe aconsejarse respecto a la perspectiva del material biológico que se criopreserva y la cantidad de ovocitos maduros que requerirán en el futuro para la obtención de un embrión euploide. La Preservación de la Fertilidad no asegura un niño sano en casa en el futuro, sino que es una oportunidad de intentar preservar la descendencia genética, para ello se requiere: Derivación oportuna Evaluación de riesgos y beneficios de la técnica Asesoramiento genético en la descendencia en relación a la edad al momento de criopreservar Adecuada evaluación de la reserva folicular.  

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