Endometriosis: ¿cuál es su relación con la microbiota?
Afecta a una de cada 10 mujeres en edad reproductiva. Varios estudios indican que existe una microbiota diferente entre las mujeres que presentan la enfermedad.
Una de cada 10 mujeres en edad reproductiva tiene endometriosis, una enfermedad en la que el tipo de tejido que reviste el interior del útero crece fuera de él. Esas alteraciones anatómicas que provoca impiden muchas veces la gestación espontánea. De hecho, hasta en el 40% de las consultas por infertilidad se puede encontrar algún grado de endometriosis.
Unas 200 millones de mujeres en el mundo viven con la enfermedad que puede ser ser causal, entre otros, de dolores menstruales, o en cualquier momento del ciclo, al mantener relaciones sexuales, o incluso de infertilidad, aunque también puede ser asintomática. «La sintomatología no tiene necesaria relación con el grado de endometriosis», explica el médico ginecólogo especialista en reproducción asistida, Sergio Pasqualini.
También puede provocar dolor en los intestinos o en la parte baja del abdomen, períodos con flujo intenso, manchas o sangrado entre períodos, síntomas gastrointestinales o digestivos, fatiga o falta de energía.
Aunque su prevalencia es más alta entre los 30 y los 40 años, puede afectar a cualquier mujer que menstrúa. Algunas condiciones se asocian a un mayor riesgo de presentarla: tener antecedentes en la familia, haber tenido la primera menstruación antes de los 11 años, ciclos menstruales cortos (menos de 27 días), o intensos y que duren más de 7 días.
Sobre su origen, explica Pasqualini, la teoría de Sampson sostiene que se produce debido al reflujo de sangre menstrual a través de las trompas que cae en la cavidad pelviana y que, por algún motivo, implanta, ya sea en las paredes del peritoneo, capa que recubre por dentro la pelvis y el abdomen, lo que puede generar quistes de endometriosis en los ovarios, implantarse en tejidos vecinos o en órganos a distancia.
«Se la llama la enfermedad del siglo XXI porque aparenta haber más casos debido a que las mujeres tienen más menstruaciones al demorar la búsqueda del primer hijo y de tener menos hijos. Es decir, cuando la mujer se embaraza deja de menstruar por nueve meses más el tiempo que tarda en recuperar la menstruación. Por otro lado, los altos niveles de hormonas durante el embarazo son el mejor tratamiento para esta enfermedad hormonodependiente», añade el director de Halitus Instituto Médico.
No obstante, apunta que la menstruación retrograda, que en mayor o menor medida se presenta siempre, no explica por si sola, el por qué ese tejido endometrial es capaz de implantar en algunas mujeres y en otras no.
«Es así que entran en juego hipótesis como desbalances inmunológicos o de otro origen que pueden llegar a hacer que el endometrio tenga más capacidad de implantar donde no debería o alteraciones a nivel de los sitios donde implanta», destaca el especialista en fertilidad.
El factor microbiota
El impacto de la microbiota en la salud del organismo despierta cada vez más interés en la comunidad científica. Varios estudios indican que existe una microbiota diferente entre las mujeres que presentan endometriosis, y las que no.
La microbiota es la población de bacterias, hongos y virus con las que convivimos y que están presentes en los distintos órganos como el intestino, la boca, la piel, la vagina, la cavidad uterina.
«Para tener noción de la magnitud de lo que hablamos, tenemos diez veces más bacterias que células en nuestro cuerpo -grafica Pasqualini-. La microbiota regula distintas funciones fisiológicas, influye en la inmunomodulación y puede tener que ver con la aparición y evolución de enfermedades inflamatorias y autoinmunes.»
La microbiota intestinal tiene que ver con la integridad de la barrera de sus paredes, si se altera , puede aumentar la permeabilidad y permitir el pasaje de sustancias capaces de generar respuestas inmunológicas con efectos no deseados, sostiene el especialista.
«A su vez la disbiosis intestinal (alteración de la microbiota) puede repercutir en la composición de la microbiota en otros órganos, como por ejemplo, a nivel endometrial. La disbiosis intestinal y endometrial podría llegar a ser un factor coadyuvante en la aparición y en la evolución de la endometriosis, dado que es una enfermedad inflamatoria y autoinmune», señala.
Cómo se trata
La endometriosis es una enfermedad de origen multifactorial y en cada mujer puede presentarse de forma diferente, lo que también impactará en la forma de abordarla. Puede no sugerirse tratamiento, como ofrecer uno sintomático, uno hormonal o uno quirúrgico, precisa Pasqualini.
«El enfoque integral es muy importante agregando que hay que hacer énfasis en la conveniencia de llevar un estilo de vida saludable. Estoy implica controlar el estrés, hacer ejercicio, sin tóxicos y con una alimentación adecuada – sobre todo si se presentan trastornos gastrointestinales – con el agregado de nutrientes, antioxidantes, prebióticos y probióticos, dado que lo que ingerimos es lo que va a determinar qué tipo de microbiota vamos a tener, y esta a su vez si no es la adecuada puede ser factor o co-factor que predisponga a la aparición o agravamiento de la endometriosis», concluyó.
Los tratamientos para la infertilidad causada por la endometriosis incluyen laparoscopia para extirpar los parches de endometriosis y fertilización in vitro.