El uso ético de la sexualidad.
La sexualidad necesita articularse con las creencias y las pautas morales para lograr una felicidad plena. Trabajar con las pautas éticas y con la sexualidad de cada persona es la clave para lograr satisfacción, confianza y buen diálogo en este ámbito absolutamente natural para el individuo.
La sexualidad, definida como una unión de fenómenos emocionales y de conducta interrelacionados con el sexo, marca de forma concluyente al ser humano en todas las etapas de su desarrollo. Pensada a lo largo de la historia como una fuerza natural e inherente a las personas, cada vez más se tiene la certeza de que en ella también intervienen las influencias sociales y culturales.
“La sexualidad humana, como siempre digo, es una función fisiológica cuyos objetivos son, la reproducción, el placer y la salud, la autoestima y el desarrollo de una comunicación emocional íntima y confiable con la pareja, lo cual produce una sensación de completud y seguridad en uno mismo. De ese modo, todas las actividades que esa persona realice en los diferentes ámbitos reflejarán ese sentir personal”, explica la Dra. Beatriz Literat, del Departamento de Sexología y disfunciones sexuales de Halitus Instituto Médico.
Históricamente las creencias y las enseñanzas nos han educado con la idea de que la sexualidad tiene como fin la procreación y si no, es indigna. Esto genera fundamentalmente rebelión porque la sexualidad es algo intrínseco del ser humano, algo natural y aún fuera del plan de tener hijos y procrear, en la edad madura o durante el embarazo, la sexualidad es parte de la vida.
Tabúes y creencias
“Los tabúes y las falsas creencias de que sexualidad es igual a pecado o incluso aquellas que establecen que la sexualidad es igual a trasgresión, generan rebelión antes los antiguos mandatos y por carácter transitivo, la actitud y la acción justamente opuesta aún sabiendo que se están transgrediendo las enseñanzas de quienes me precedieron. Esta sensación de que al tener sexo fuera del objetivo de procrear estoy volviéndome más impuro genera una disminución de la libido o del deseo sexual, salvo en aquellos casos en que ese pensamiento precisamente funciona como disparador erótico, como sucede en algunas personas y en las parafilias, es decir, en las alteraciones de la sexualidad normal como el fetichismo, paidofilia, etc”, sostiene la especialista en Disfunciones Sexuales Femeninas y Masculinas.
La difusión de la visión científica a través de los medios, promueve la educación sexual y va desterrando mitos y tabúes, tal como sucede con los conceptos de la actividad física, de la nutrición o de tomar sol. Puede verse como, a la moda del bronceado oscurísimo de hace algunos años ya nadie se atreve, y hoy las actrices y modelos muestran su piel blanquísima porque nadie quiere tener cáncer de piel o arrugas. Esto tiene estrecha relación con la presencia de la educación para la salud en los medios.
La ética de la sexualidad
Hoy existe un concepto nuevo de la sexualidad: la sexualidad en sí misma es como la función auditiva o digestiva, no es ni buena ni mala, depende de como cada persona la utilice. “Si escuchás detrás de la puerta o al teléfono una conversación que no te compete, estás haciendo un uso NO ÉTICO de tu función auditiva y peor aún si con esa información perjudicás a alguien. Si ingerís alimentos que sabés que te perjudican la salud o das ejemplo a tu entorno de conductas alimentarias perjudiciales, estás haciendo una utilización NO ÉTICA de una función totalmente inocente. Del mismo modo el abuso sexual, la violencia sexual, el exhibicionismo con fines comerciales, todo tipo de engaño o victimización, la utilización de la sexualidad de una forma no responsable con riesgo para uno mismo o para el compañero, la utilización de la sexualidad prescindiendo de los sentimientos del compañero, el ejercicio del poder a través de la sexualidad, la enseñanza de una sexualidad distorsionada, irreal y mentirosa, son formas NO ÉTICAS de la sexualidad que es una función destinada al amor, al compañerismo, a la satisfacción y confianza mutuas, al buen diálogo y a la acción más trascendente del ser humano que es la de crear otro ser humano”, explica la Dra. Literat.
La importancia de la educación
La libertad, la ciencia, la religión y la moral apuntan al bienestar y a la felicidad del individuo, a la búsqueda de la salud física, psíquica y social. Por lo tanto, brindando educación básica para la salud, acompañada de los principios universales de la ética como ‘no hagas a tu prójimo lo que no quisieras que te hicieran a ti’ o ‘respeta a tu prójimo y a su propiedad’ o ‘amáte y respetáte a ti mismo porque tu cuerpo es valioso y sagrado’ y fundamentalmente ‘cuida y respeta la vida, en cualquiera de sus formas’ es posible establecer un consenso y no será tan difícil establecer pautas de orientación para educar hacia una sexualidad saludable, responsable y feliz.
“La religión que en otras épocas era el centro de estas problemáticas hoy en día, globalización mediante, se ha desplazado y las personas atienden menos a los conceptos de sus respectivas religiones, entregándose más a una mezcla de ideas propias y ajenas, religiosas y seculares. Creo que las familias están confundidas en cuanto a cuál sería una filosofía de vida para educar a los hijos en al sexualidad por eso muchos prefieren delegar esa responsabilidad en manos del estado, a través de programas escolares. Es como si delegaran en la maestra la tarea de enseñar a sus hijos a caminar, a cepillarse los dientes, a comer, por desconocimiento de los propios padres”, dice la sexóloga.
“Cuando vienen pacientes a la consulta, muchas veces las Disfunciones Sexuales son de origen orgánico, pero muchas otras se producen porque asientan su desempeño sexual en una maraña de conceptos divergentes y conflictivos, que por supuesto derivan de la educación o mejor, de la no educación recibida y no me refiero a la sexualidad aisladamente, sino a pautas éticas, básicas para la relación de las personas”, concluye la Dra. Literat. En la consulta se trabajan esos aspectos y cada paciente, de acuerdo a su identidad ideológica, va elaborando esos conceptos, todo se va ordenando y la situación se acomoda. Las piezas del rompecabezas empiezan a ocupar su lugar y las cosas se ordenan y comienzan a funcionar bien. Así, la educación y la información son las claves de equilibrio y el bienestar y para lograr una sexualidad plena.
Fuente: Sentirypensar.com.ar