Tratamiento de fertilización fallido, ¿y ahora?
El camino para intentar ser padres muchas veces no es simple y si el tratamiento que aparecía como esperanzador fracasa, muchas veces la pareja siente que está cada vez más lejos de lograr su objetivo. Sin embargo, dice el Dr. Pasqualini, “lo más importante es saber que un tratamiento fallido aporta pautas para responder las dos preguntas fundamentales que surgen en estos casos.
La primera: ¿vale la pena seguir insistiendo por esa misma vía? Si la respuesta a esta pregunta es negativa, a partir de allí se presenta la segunda pregunta: ¿qué otras alternativas hay? Y deben entonces evaluarse las opciones en cada caso. Si la respuesta a la primera pregunta es positiva, entonces es necesario tomar decisiones sobre la forma y el momento de llevar a cabo el nuevo intento”.
TRATAMIENTO FALLIDO, ¿QUÉ PASÓ?
“Luego de responder a las preguntas fundamentales, es también importante evaluar el posible motivo por el cual el tratamiento falló. Generalmente hay tres razones posibles. La causa más frecuente es que los embriones transferidos no fueran viables, y esto tiene relación con la forma de selección que hacemos de los embriones. Los embriones a transferir se eligen según aspecto. Las otras dos razones posibles a tener en cuenta es que puede haber fallado la implantación, es difícil de establecer si este fue el motivo teniendo en cuenta que si lo es puede haberse producido una alteración en ese ciclo específico por la medicación empleada o puede haber tenido origen permanente y se repetirá en ciclos subsiguientes. Hoy en día, existe medicación a la que es posible recurrir en caso que así se requiriera. El tercer posible motivo de tratamiento fallido puede ser que al transferir los embriones, estos se movilicen no por cuenta propia porque no tienen movilidad sino por contracciones uterinas o al ser arrastrados por el catéter de transferencia. Esta última causa es muy poco frecuente pero de allí que la transferencia sea considerado un paso crucial en un procedimiento”.
LA CONSULTA POST TRATAMIENTO FALLIDO: FUNDAMENTAL
Una de las primeras sensaciones ante un tratamiento que falla es la de que no se logrará la maternidad/ paternidad y que se ha desperdiciado tiempo y dinero. Sin embargo, la consulta post tratamiento fallido es indispensable para que los médicos y la pareja revean las condiciones y evalúen los posibles cambios a realizar al esquema a partir de la nueva información que este paso fallido les aporta. “Lo más importante es mantener el diálogo con la pareja. Ningún tratamiento de fertilización tiene 100% de efectividad, sin embargo, solemos manejar aproximadamente un 40% de éxito. Pero, para ello, es fundamental apuntalar a la pareja no sólo desde lo médico, analizando juntos la situación e informándolos de los posibles pasos a seguir, sino también contenerlos desde lo emocional y abriéndole posibilidades desde lo económico. Desde lo emocional, nuestro equipo de psicólogos trabaja ya sea en forma individual, con terapia de pareja o en grupos de co-ayuda para sostener las herramientas de la pareja o ayudarlos a descubrir nuevas que les sirvan y los fortalezcan. Desde lo económico, implementamos durante el verano, los planes, que reeditamos en 2009 debido al éxito obtenido, que presentan distintas opciones según el caso, esto incluye aranceles hospitalarios y hasta tratamiento gratuito según el caso y, una de las posibilidades más relevantes para el paciente es que implementamos también el sistema de cobro contra resultado, es decir, los pacientes completan el pago del tratamiento en el caso de lograr el embarazo”, comenta el Dr. Sergio Pasqualini, Director de Halitus Instituto Médico.
CAMBIO DE PLAN
Luego de un tratamiento fallido y de evaluar las posibilidades, pueden establecerse algunas variaciones:
- Cambios en el esquema de estimulación ovárica
- Cambios en la técnica de fertilización
- Cambios en la forma de selección de embriones/espermatozoides
- Nuevos análisis a alguno o a ambos miembros de la pareja
“Muchas son las alternativas posibles para intentar lograr el embarazo pero la pareja siempre debe tener presente que el organismo es un mecanismo de relojería que hay que estudiar y que no todos los organismos reaccionan igual. Además, el resultado que podamos obtener tendrá estrecha relación con la calidad de los óvulos y la calidad de los espermatozoides que darán origen a ese embrión. Nosotros podemos trabajar sobre la calidad de ambos, así como también buscar la forma de ayudar a ese mecanismo de relojería si está fallando. Pero hay muchísimas variables a considerar a la hora de un embarazo”, dice el especialista.
También debe tenerse en cuenta que al terminar un tratamiento fallido, de acuerdo a las causas que pudieran sospecharse, pueden solicitarse a la pareja nuevos estudios complementarios. Según Pasqualini, “A veces es necesario un estudio de cariotipo de la pareja. Este es un estudio genético para evaluar la estructura y cantidad de cromosomas del hombre y de la mujer. También si se transfirió un embrión de buen aspecto y el tratamiento falló pueden solicitarse estudios relacionados con las fallas de implantación, estudios para descartar la presencia de trastornos hematológicos, estudios para evaluar alteraciones inmunológicas. Sobre esto último estamos trabajando con especial énfasis hoy en día. Además, Si existe una baja tasa de fertilización –lo normal es entre un 70 y un 80%- o si los embriones no son de buena calidad, es importante intentar dilucidar la causa de este problema y, si establecer si el responsable del embrión no viable es el espermatozoide, el óvulo o ambos. Existen hoy en día estudios para espermatozoides como aquellos que evalúan la integridad del ADN espermático (información genética) que permitirían hacerlo. Si existen alteraciones en los espermatozoides, es posible seleccionar los más aptos por diferentes técnicas de laboratorio. También hay forma de modificar y mejorar la calidad de los óvulos, especialmente variando la manera de estimular el ovario. Existen además, la posibilidad de que la indicación sea en un futuro tratamiento, el uso del co-cultivo embrionario”.
EL DGP
Pasqualini explica: “Si la respuesta fue buena en cuanto a calidad y cantidad de embriones, puede evaluarse para el siguiente procedimiento llevar a cabo un Diagnóstico genético preimplantatorio (DGP) que consiste en técnicas que permiten el análisis genético del embrión antes de su transferencia al útero para prevenir la implantación de embriones que pudieran presentar alguna anomalía monogénicas o cromosómica. Esto es interesante realizarlo en mujeres de más de 37 años, que responden bien a la medicación, porque a mayor edad aumenta el riesgo de embriones con anomalías genéticas. A los 35 años se calcula que el riesgo de anomalías en los embriones es de un 50%, a los 38 de un 65% y a los 40 años de un 80%. En algunos casos siempre les damos el apoyo para que piensen en más opciones válidas de ser padres, como la donación de gametas –óvulos o semen- o incluso la adopción”, sostiene el especialista.