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La importancia de la planificación reproductiva en la consulta por infertilidad

La planificación reproductiva, para el hombre como para la mujer, incluye tanto la anticoncepción como la preservación de la fertilidad cuando el deseo es diferir el momento para tener un hijo. Ahora bien, ¿qué sucede en la consulta por infertilidad? ¿Cómo se incluye esta planificación cuando recibimos a personas que no están logrando tener un hijo? La planificación reproductiva debe tenerse en cuenta en la consulta por infertilidad, en parejas o personas jóvenes, porque no se sabe cuánto puede demorarse la llegada de ese primer hijo ni como estarán cuando intenten tener otro, en aquellas de edad más avanzada, porque si quieren más de un hijo, se pueden encontrar con mayor frecuencia, que para el momento de la segunda búsqueda, la reserva ovárica les juegue en contra, por lo tanto, cuanto más rápido se logre el primer embarazo, más posibilidades a futuro van a tener. Entonces, una vez que se evalúa en la consulta el diagnóstico y las posibilidades de lograr un embarazo, es menester saber cuántos hijos desea tener esa persona o pareja y hasta evaluar si es conveniente preservar gametas o embriones para ese eventual segundo o tercer hijo. Son varias las situaciones que pueden presentarse en la consulta por infertilidad en aquellos casos en que el deseo sea tener más de un hijo: Que sepan que necesitan realizar un tratamiento de FIV/ICSI, pero que no quieren hacerlo ya. En ese caso pueden recurrir a la criopreservación de óvulos o embriones. Que sepan que necesitan realizar un tratamiento de FIV/ICSI y que su deseo sea tener a futuro más hijos. En estos casos se pueden dar dos situaciones: Que la mujer presente una buena reserva ovárica, y que al realizar la FIV/ICSI se logren tener más de dos embriones en estadio de blastocisto de buen pronóstico. En estos casos se transferirá uno y quedarán otros embriones criopreservados. En caso de lograrse el embarazo con el embrión transferido, quedarían él o los demás para uso en el futuro. En caso de no lograr el embarazo en ese primer intento, se puede dejar criopreservados para uso a futuro y volver a intentar un segundo FIV/ICSI. Que la mujer no presente una buena reserva ovárica y se logren obtener pocos embriones de buen pronóstico en estadio de blastocisto. En ese caso, criopreservar y volver a estimular para un segundo FIV/ICSI y transferir lo obtenido en este segundo intento, conservando para futuro lo criopreservado. Esto es lo que se llama acopio de embriones, que se puede llevar a cabo en uno o más tratamientos de FIV/ICSI. Que sepan que necesitan realizar un tratamiento de ICSI por factor masculino, y que, de lograr el embarazo, quieran intentar en el futuro tener otros hijos. Aquí lo aconsejable sería criopreservar una o más muestras de semen porque con el paso del tiempo la reserva funcional testicular siempre empeora, y no sabemos a qué ritmo Que sepan que necesitan realizar un tratamiento de FIV/ICSI y que prefieran, en caso de lograr el embarazo, que este fuese de mellizos. En estos casos se evaluará que no exista contraindicación médica, y de ser posible, se transferirán dos embriones. Que sepan que necesitan un tratamiento de FIV/ICSI para intentar tener un hijo, pero tegan que postergarlo por algún motivo; Ej: enfermedades, operaciones, etc. En estos casos es bueno considerar la posibilidad de realizar el tratamiento con el objetivo de vitrificar, ya sea óvulos o embriones, según el caso. Que sepan que necesitan realizar un tratamiento de gestación por sustitución con óvulos propios y que se tengan dudas fundadas en cuanto a si se va lograr una buena respuesta ovárica como para obtener algún embrión de buen pronóstico. En estos casos una opción sería lograr embriones de buen pronóstico, criopreservarlos y recién a partir de ese momento poner en marcha la logística para avanzar con el tratamiento de la gestación por sustitución. Esto más aun en los casos en los que si no fuese posible lograrlo con óvulos propios, no se acepte la opción de la donación de óvulos como alternativa. Que sepan que van a necesitar criopreservar semen, tejido ovárico o testicular en casos de transgénero, para intentar tener de alguna manera poder un hijo en el futuro. La planificación reproductiva en la consulta por infertilidad tiene su lugar. Contamos con herramientas para dar respuestas a las distintas situaciones que se pueden presentar, en pos de intentar satisfacer los deseos de las y los pacientes que nos consultan.

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La infertilidad es una enfermedad que podemos prevenir y atender.

La maternidad es parte de la vida y hasta del instinto. Por supuesto, hay parejas que deciden no tener hijos y pueden llevar vidas felices y plenas. Pero nadie puede instar u obligar a la resignación a aquellos que desean fervientemente traer un bebé al mundo. El deseo de un hijo es uno de los anhelos más sublimes y tenaces de la vida. En ocasiones, es como si a las familias embarcadas en esa búsqueda los invadiera la infertilidad y se hiciera cargo de sus vidas. Aunque haya quienes todavía lo discutan, la infertilidad es una enfermedad: un sistema que no cumple sus funciones –en este caso, el reproductor– está enfermo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que también la reconoce como tal, la padecen casi cincuenta millones de parejas en el planeta. Muchos factores impactan en la calidad de vida y pueden alterar la capacidad reproductiva: desde el estrés y el tabaquismo hasta el consumo de drogas, el medio ambiente y las enfermedades de transmisión sexual (ETS); también, por supuesto, la edad. Cada caso es único e irrepetible, pero existen sentimientos que a menudo se comparten y reciclan: la ansiedad, la ilusión, la frustración, la desesperanza, la envidia, la vergüenza, la ira, la depresión… Y la inmensa felicidad de quienes finalmente logran el embarazo, el parto y la familia que siempre soñaron. Quizás el cambio social más trascendente sea que la mujer prioriza su desarrollo profesional y retarda la creación de una familia. Al mismo tiempo, las parejas se construyen más tarde, deciden extender su tiempo de estar solos y tienen menos hijos. Sin embargo, desde el punto de vista biológico, el momento ideal para que una mujer conciba un hijo sigue siendo alrededor de los 25 años, que es su período más fértil. Lo que constituye un claro punto de inflexión para contrastar esa realidad es que el avance de la ciencia generó una cantidad de herramientas y técnicas que ayudan a que ahora la concepción muchas veces pueda lograrse a una edad más avanzada. El paciente tiene un poder indelegable: el poder de elegir, aceptar, afrontar, reflexionar y decidir sobre su propia vida. Sin embargo, necesita saber qué es lo que está eligiendo y cuáles son las consecuencias de esa elección. Los avances de la medicina, la tecnología y la ciencia abren posibilidades sin precedentes en el campo de la fertilidad humana, pero para ponderarlos de manera realista a menudo hace falta una mano que, en determinadas circunstancias, nos guíe y disipe dudas. Ese es justamente uno de los propósitos con los que trabajo, transmitir la idea de que, para alcanzar un objetivo, como el de tener un hijo, es decisivo tomar decisiones informadas, y que tanto los profesionales de la salud como aquellos que intentan ser padres deben caminar juntos. Para eso es preciso educar en la anticipación de patologías para evitar complicaciones reales a futuro. Este concepto va de la mano de dos nociones fundamentales en salud reproductiva: la planificación familiar y la criopreservación de óvulos y espermatozoides. Las razones que pueden obstaculizar la llegada de un hijo a nuestra vida son muchas, tantas como las posibilidades de hacer algo al respecto. Está en nuestras manos, elegir hacer. Fuente: Dr. R. Sergio Pasqualini, director científico de Halitus Instituto Médico y autor del libro “Cuidar la fertilidad”. Mira la nota

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