microbiota

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Alimentación antiinflamatoria: pautas para sumar salud

Una buena alimentación es un instrumento clave para mejorar nuestra salud y nuestra calidad de vida. Por el contrario, una alimentación inadecuada basada en el consumo diario de alimentos proinflamatorios, favorece el desarrollo de enfermedades crónicas como ser la diabetes, obesidad, hipertensión, enfermedad cardiovascular, entre otras. La inflamación es un mecanismo de defensa natural que tiene nuestro organismo. Es la respuesta de nuestro sistema inmunitario cuando detecta un agente patógeno, poniéndose en acción para eliminarlo. El problema aparece cuando se perpetúa en el tiempo y se hace crónico. Algunas causas de inflamación crónica son: Exposición prolongada a tóxicos ambientales Alto consumo de alimentos ultra procesados Infecciones persistentes Enfermedades autoinmunes Desequilibrios nutricionales La nutrición antiinflamatoria es beneficiosa para todo tipo de personas, más allá de su estado de salud y de su edad. Supone una mejora en la calidad de vida, estar menos propenso al desarrollo de enfermedades causadas por la inflamación, depura, detoxifica y modifica de manera positiva el perfil de la microbiota intestinal. En el ámbito de la fertilidad, todos estos beneficios contribuyen a que se reduzca la inflamación intestinal y de los diferentes órganos, mejorando la irrigación uterina, la calidad de los ovocitos y del esperma, por el gran aporte de antioxidantes. Las pautas más importantes para seguir una alimentación antiinflamatoria consisten en reducir el consumo de carnes (principalmente carnes rojas) y lácteos. Preferir alimentos con buen perfil de grasas como ser pescados pequeños como el atún, caballa, jurel, el aceite de oliva extra virgen, la palta, las aceitunas y los frutos secos, que por contener ácidos grasos mono y polinsaturados poseen un efecto antioxidante y antiinflamatorio. Además, para mantener los niveles de glucosa estable, no se deben consumir azúcares rápidos y harinas refinadas. Los hidratos de carbono que se consuman deben proceder principalmente de legumbres, arroz integral, quínoa, verduras y frutas entre otros. Las verduras deben preferirse crudas para tener un mayor aporte de vitaminas, minerales y antioxidantes. También se deben utilizar de manera diaria especias como la cúrcuma, canela y jengibre, entre otros, para condimentar las comidas o para hacer infusiones. El verano es una buena época para comenzar con este cambio de hábitos, ya que, debido a las altas temperaturas, el cuerpo necesita alimentos frescos y de estación. Hoy en día estamos expuestos a muchos factores que sin darnos cuenta tienden a inflamarnos internamente (tengamos o no tengamos síntomas). Por eso, es bueno empezar a analizar nuestra alimentación y nuestros hábitos para de a poco ir sumando cambios con el fin de realizar una alimentación antiinflamatoria. No solo permite mantener un peso saludable sino que también produce un normal funcionamiento y equilibrio entre las funciones de las células y los desechos provenientes del metabolismo celular, contribuyendo a tener una microbiota intestinal benéfica para nuestro organismo. Cada individuo necesita adaptar su dieta para obtener una nutrición balanceada.  

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Endometriosis: ¿cuál es su relación con la microbiota?

Afecta a una de cada 10 mujeres en edad reproductiva. Varios estudios indican que existe una microbiota diferente entre las mujeres que presentan la enfermedad. Una de cada 10 mujeres en edad reproductiva tiene endometriosis, una enfermedad en la que el tipo de tejido que reviste el interior del útero crece fuera de él. Esas alteraciones anatómicas que provoca impiden muchas veces la gestación espontánea. De hecho, hasta en el 40% de las consultas por infertilidad se puede encontrar algún grado de endometriosis. Unas 200 millones de mujeres en el mundo viven con la enfermedad que puede ser ser causal, entre otros, de dolores menstruales, o en cualquier momento del ciclo, al mantener relaciones sexuales, o incluso de infertilidad, aunque también puede ser asintomática. «La sintomatología no tiene necesaria relación con el grado de endometriosis», explica el médico ginecólogo especialista en reproducción asistida, Sergio Pasqualini. También puede provocar dolor en los intestinos o en la parte baja del abdomen, períodos con flujo intenso, manchas o sangrado entre períodos, síntomas gastrointestinales o digestivos, fatiga o falta de energía. Aunque su prevalencia es más alta entre los 30 y los 40 años, puede afectar a cualquier mujer que menstrúa. Algunas condiciones se asocian a un mayor riesgo de presentarla: tener antecedentes en la familia, haber tenido la primera menstruación antes de los 11 años, ciclos menstruales cortos (menos de 27 días), o intensos y que duren más de 7 días. Sobre su origen, explica Pasqualini, la teoría de Sampson sostiene que se produce debido al reflujo de sangre menstrual a través de las trompas que cae en la cavidad pelviana y que, por algún motivo, implanta, ya sea en las paredes del peritoneo, capa que recubre por dentro la pelvis y el abdomen, lo que puede generar quistes de endometriosis en los ovarios, implantarse en tejidos vecinos o en órganos a distancia. «Se la llama la enfermedad del siglo XXI porque aparenta haber más casos debido a que las mujeres tienen más menstruaciones al demorar la búsqueda del primer hijo y de tener menos hijos. Es decir, cuando la mujer se embaraza deja de menstruar por nueve meses más el tiempo que tarda en recuperar la menstruación. Por otro lado, los altos niveles de hormonas durante el embarazo son el mejor tratamiento para esta enfermedad hormonodependiente», añade el director de Halitus Instituto Médico. No obstante, apunta que la menstruación retrograda, que en mayor o menor medida se presenta siempre, no explica por si sola, el por qué ese tejido endometrial es capaz de implantar en algunas mujeres y en otras no. «Es así que entran en juego hipótesis como desbalances inmunológicos o de otro origen que pueden llegar a hacer que el endometrio tenga más capacidad de implantar donde no debería o alteraciones a nivel de los sitios donde implanta», destaca el especialista en fertilidad. El factor microbiota El impacto de la microbiota en la salud del organismo despierta cada vez más interés en la comunidad científica. Varios estudios indican que existe una microbiota diferente entre las mujeres que presentan endometriosis, y las que no. La microbiota es la población de bacterias, hongos y virus con las que convivimos y que están presentes en los distintos órganos como el intestino, la boca, la piel, la vagina, la cavidad uterina. «Para tener noción de la magnitud de lo que hablamos, tenemos diez veces más bacterias que células en nuestro cuerpo -grafica Pasqualini-. La microbiota regula distintas funciones fisiológicas, influye en la inmunomodulación y puede tener que ver con la aparición y evolución de enfermedades inflamatorias y autoinmunes.» La microbiota intestinal tiene que ver con la integridad de la barrera de sus paredes, si se altera , puede aumentar la permeabilidad y permitir el pasaje de sustancias capaces de generar respuestas inmunológicas con efectos no deseados, sostiene el especialista. «A su vez la disbiosis intestinal (alteración de la microbiota) puede repercutir en la composición de la microbiota en otros órganos, como por ejemplo, a nivel endometrial. La disbiosis intestinal y endometrial podría llegar a ser un factor coadyuvante en la aparición y en la evolución de la endometriosis, dado que es una enfermedad inflamatoria y autoinmune», señala. Cómo se trata La endometriosis es una enfermedad de origen multifactorial y en cada mujer puede presentarse de forma diferente, lo que también impactará en la forma de abordarla. Puede no sugerirse tratamiento, como ofrecer uno sintomático, uno hormonal o uno quirúrgico, precisa Pasqualini. «El enfoque integral es muy importante agregando que hay que hacer énfasis en la conveniencia de llevar un estilo de vida saludable. Estoy implica controlar el estrés, hacer ejercicio, sin tóxicos y con una alimentación adecuada – sobre todo si se presentan trastornos gastrointestinales – con el agregado de nutrientes, antioxidantes, prebióticos y probióticos, dado que lo que ingerimos es lo que va a determinar qué tipo de microbiota vamos a tener, y esta a su vez si no es la adecuada puede ser factor o co-factor que predisponga a la aparición o agravamiento de la endometriosis», concluyó. Los tratamientos para la infertilidad causada por la endometriosis incluyen laparoscopia para extirpar los parches de endometriosis y fertilización in vitro.

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Alimentación, microbiota intestinal y Fertilidad

Una buena alimentación permite no sólo mantener un peso saludable sino también una adecuada composición corporal. A su vez, produce un normal funcionamiento y equilibrio entre las funciones de las células y los desechos provenientes del metabolismo celular, contribuyendo a tener una flora intestinal benéfica para nuestro organismo. Cada individuo necesita adaptar su dieta para obtener una nutrición balanceada. ¿Cómo influye la flora intestinal en la fertilidad? La alimentación de un individuo se basa en los alimentos que ingiere, mientras que la nutrición son los procesos que el organismo realiza para utilizar los nutrientes. Es decir, incluye, entre otras cosas, la absorción y el metabolismo. Una alimentación saludable es necesaria para una nutrición saludable. En relación a esto, el sistema digestivo es una parte fundamental de la nutrición, dado que a través de la pared intestinal se absorben los diferentes nutrientes. Puede suceder que esta absorción se encuentre comprometida si el intestino está inflamado, ya sea por una afección de base o como consecuencia de una reacción autoinmune (por ejemplo por la ingesta de gluten en personas celíacas). Existen otras alteraciones que llevan a la inflamación intestinal como la calidad de la alimentación habitual, la intolerancia a algún alimento o grupo de alimentos en particular y el estrés. Esta  inflamación modifica negativamente la permeabilidad de la mucosa intestinal y en consecuencia,  la absorción de nutrientes es insuficiente,  afectando la calidad de la microbiota intestinal. La microbiota intestinal, es el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro intestino naturalmente. Cada uno de nosotros tiene una microbiota particular que está influenciada por nuestra alimentación, nuestro ambiente, nuestra edad o estado hormonal, el estrés y el uso de antibióticos. La microbiota está siendo estudiada cada vez más y relacionada con diferentes patologías donde  la fertilidad e infertilidad se encuentran incluidas. Es por esto, que al tener una relación directa con la alimentación, se necesita evaluar cómo nos estamos alimentando y ver si debemos realizar alguna modificación para mejorar nuestra microbiota y desinflamar el intestino. En lo que respecta a fertilidad, se está investigando la influencia que tiene la microbiota con la calidad espermática del hombre, analizando la relación de las bacterias predominantes en la muestra y los parámetros de calidad seminal por los que pueden verse alterados. En mujeres, se relaciona la calidad de la microbiota con el desarrollo folicular, la reserva ovárica y la receptividad endometrial a la hora de la implantación del embrión. Por tanto, la microbiota podría afectar al desarrollo de las células sexuales o gametos, tanto en hombres como en mujeres. La consulta con la nutricionista especializada en fertilidad, debería formar parte de la evaluación de la mujer que desea un embarazo indagando acerca de la alimentación, nutrición diaria y funcionamiento intestinal. Una adecuada alimentación que lleve a una correcta nutrición puede colaborar a lograr el embarazo por la vía natural si es que esto fuese factible, o por medio de algún tratamiento si es que estuviese indicado.    

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Qué son los disruptores endocrinos y de qué manera impactan en la fertilidad global

Si bien se sabe que la capacidad reproductiva disminuye con la edad, especialistas advierten que de un tiempo a esta parte hay una disminución de la reserva ovárica y de su calidad, al igual que de la calidad del semen. Las posibles causas que lo explican Si hay algo que la pandemia por COVID-19 no pudo detener es la llegada de nuevas vidas al mundo. Y si bien las tasas de natalidad bajaron en varios países y durante los meses de confinamiento extremo se registraron, por ejemplo, caídas en los tratamientos de fertilización asistida, en líneas generales el ciclo de la vida siguió su curso y hasta se habla de “bebés pandémicos” en referencia a aquellos que nacieron durante la crisis sanitaria mundial. El cuidado de la fertilidad Junio es el mes internacional del cuidado de la fertilidad y bien vale la oportunidad para reflexionar sobre cómo está evolucionando a lo largo del tiempo, por qué la infertilidad impacta a cada vez más personas, cómo influyen variables externas en eso, y qué se puede hacer para revertirlo. “No existen dudas de que la fertilidad disminuye en personas de mayor edad. Es decir, una mujer 40 años tiene menor calidad y cantidad de óvulos que una de 25. Y si bien es muy marcado en las mujeres, los hombres no escapan de esa variable”. Sin embargo, para el médico especialista en fertilidad Sergio Pasqualini (MN 39914), existe otra manera en la que los años están impactando en la fertilidad de hombres y mujeres: a lo largo del tiempo. “Hay trabajos científicos que hacen referencia a que, por ejemplo, el conteo de espermatozoides medido en los espermogramas es significativamente más bajo en el hombre actual que en el de hace 50 años -apuntó el director de Halitus Instituto Médico-. Es más fácil evaluar la fertilidad por esta medición en el hombre que en la mujer, en la que no tenemos algo equiparable para medir. Pero, si bien hay diferencias, existen muchas similitudes entre los testículos y los ovarios, por lo tanto, podemos extrapolar e inferir que, si la fertilidad disminuyó en el hombre, también en la mujer”. En el caso particular de las mujeres, lo que complica terminar de evaluar bien esa disminución es que en estos 50 años existieron también importantes cambios socioculturales. La búsqueda más tardía de hijos, por distintos motivos, con la consiguiente menor reserva ovárica y dificultades para lograrlo de manera natural es una realidad. “En cuanto a la disminución de la fertilidad en las últimas décadas, vemos que existe una tendencia a una menor respuesta -en cuanto a cantidad y calidad- a la estimulación ovárica cuando realizamos los tratamientos de fertilización in vitro”, continuó analizando Pasqualini, para quien “existe una diferencia y una disminución, en general, en cuanto a cómo responden a la estimulación las mujeres hace 20 años que en la actualidad”. Esto, refirió el especialista, lo observan también en las donantes de óvulos, que son mujeres jóvenes y sin problemas de fertilidad, en las que se ve una menor respuesta. Sobre las causas que podrían explicar este fenómeno, el experto evaluó que “una podría ser mutaciones y cambios en los genes, que se producen de generación en generación”. “Otra puede ser contaminantes ambientales, que se creen actúan como tóxicos en forma directa o como disruptores endocrinos -amplió-. Éstos son químicos que ‘engañan’ a los receptores de hormonas uniéndose a ellos y no dejan que las hormonas funcionen de manera correcta. Algunos pueden ser plásticos, cosméticos, pesticidas, alimentos enlatados, etc. De esta manera, actúan en las hormonas e influyen en procesos naturales como el sueño, el apetito, el metabolismo, y en este caso, el sistema reproductor”. Existen diversos estudios que evalúan cómo impacta cada disruptor endocrino en la fertilidad. “A modo de resumen podemos decir que, en general, existe una disminución de la reserva ovárica y de su calidad, una disminución de la viabilidad y de la calidad del semen, una disminución de la tasa de implantación de embriones y además, de los embarazos que llegan a término”, señaló Pasqualini. El contacto con los disruptores es cotidiano y bastante difícil de evitar. Sin embargo, existen cosas que -según el especialista en fertilidad- pueden hacerse para reducirlo, como “no utilizar plásticos y preferir contenedores de vidrio. Evitar los alimentos procesados y optar por aquellos naturales y orgánicos”. Es decir, “llevar una vida lo más saludable posible desde lo psíquico y desde lo físico, va a redundar siempre en un beneficio para todos los sistemas con los que funciona nuestro cuerpo. Y en consecuencia en la fertilidad”. El rol de la microbiota en la disminución de la fertilidad individual La vida útil de los ovarios y de los testículos, el ritmo de la pérdida de la función reproductiva, viene determinada en los genes. Sin embargo, sobre estos genes puede llegar a actuar el medio ambiente, regulando su expresión, ya sea activándolos o silenciándolos Es lo que se conoce como epigenética. “El medio ambiente lo podemos diferenciar en el externo a nuestro cuerpo y el interno de nuestro cuerpo. El primero es todo lo que nos llega del exterior, el estrés, la exposición pre y postnatal a químicos, tóxicos, tabaco, drogas, alimentación no saludable, etc”, explicó Pasqualini. Y continuó: “El medio ambiente interno es todo lo interior de nuestro organismo, que puede estar afectado por alguna enfermedad primaria no relacionada o como consecuencia del efecto deletéreo del medio ambiente externo. Puede generar un cuadro de inflamación crónica en el organismo con las consiguientes consecuencias para la salud. Esta inflamación, según el grado y los órganos afectados se va a presentar y va a evolucionar de distintas maneras”. El cuerpo humano funciona como un sistema en redes, interconectado, donde todo interactúa entre sí. Una falla en algún sector puede influir en los demás. “Así vemos cómo lo psíquico, lo neurológico, lo inmunológico, lo endocrinológico interactúan entre sí, a lo que tenemos que agregar la microbiota, que son los microorganismos que colonizan nuestro cuerpo. La población más importante se encuentra

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