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Tiene 43 años Pampita, otra vez mamá: cómo es el embarazo después de los 40

Carolina “Pampita” Ardohain dio a luz a su quinta hija, la primera con su marido, Roberto García Moritán. Qué controles son necesarios para llevar adelante un embarazo saludable a su edad. “Nos vemos en unos días”. Bajo esa premisa y con imágenes del sanatorio donde recientemente tuvo a su bebé Carolina «Pampita» Ardohain se despidió por unos días de sus seguidores en Instagram, de cara a la llegada de su quinta hija, la primera con su marido, Roberto García Moritán. Carolina Ardohain tiene 43 años y ya es madre de Bautista, Beltrán y Benicio, fruto de su relación con Benjamín Vicuña. La primera hija de la pareja, Blanca, murió a en 2012 a los seis años como consecuencia de una neumonía hemorrágica provocada por una bacteria. El 18 de enero pasado Pampita anunció su embarazo en sus redes sociales y dijo: “Dios nos mandó el regalo que soñábamos. Ella ya nos tiene locos de amor”. Sin develar el nombre, la modelo y conductora se refiere a ella como su “bebita”. El embarazo después de los 40 “Cuando una mujer de 40 años consulta para quedar embarazada se le realizan estudios tendientes a evaluar la reserva ovárica desde el punto de vista reproductivo, así como una evaluación clínica general para asegurarse de que su organismo está en condiciones de llevar la sobrecarga que implica un embarazo”, dijo a Clarín el doctor Sergio Pasqualini, ginecólogo especialista en fertilidad y director científico de Halitus Instituto. El médico añadió que “la fertilidad tiene su pico a los 25 años, desciende lento a partir de los 30, más acentuado luego de los 35 y rápidamente luego de los 40”. Por eso, explicó, “ya sea natural o por in vitro, a esta edad el mayor riesgo es no lograr el embarazo. Luego, si se logra, es probable que se detenga antes de los 3 meses; y luego está el riesgo de que el bebé presente alguna anomalía genética”. Por otra parte, el especialista destacó que a partir de los 40 las mujeres “tienen un 60% más de probabilidades de desarrollar alta presión arterial y cuatro veces más probabilidades de contraer diabetes”. En tanto, el doctor Juan Manuel Serini, médico especialista en Ginecología y Obstetricia (en Instagram, @dr.juanmanuelserini), agregó que “es importante que la mujer de 40 años que se va a embarazar sea informada sobre los posibles riesgos adversos. Un consenso de la Federación Argentina de Sociedades de Ginecología y Obstetricia (FASGO) sostiene que los riesgos aumentan con la edad porque también aumentan las comorbilidades”. Controles básicos del embarazo después de los 40 Pasqualini aseguró que para reducir los riesgos “la mujer debe realizarse los controles prenatales, seguir una dieta alta en ácido fólico y muy nutritiva, evitar las bebidas alcohólicas y el tabaco y no consumir ningún medicamento sin receta expresa de su médico”. Al respecto, aclaró que “todo va a depender de cómo arranca, de cómo está la mujer antes de embarazarse: si tiene sobrepeso, si tiene hipertensión, si tiene algún factor de riesgo, eso va a hacer que tenga más controles. Si la mujer arranca en buenas condiciones, siempre va a haber un poco más de riesgo por la edad, pero cambió completamente lo que se consideraba mujer añosa de más de 35 años”. “La edad no es un factor condicionante para tomar decisiones, es un factor más y hay que analizarlo en el contexto”, resaltó el especialista. En cuanto a los aspectos genéticos y congénitos, afirmó que “al existir mayor frecuencia de anomalías, se las asesora sobre la conveniencia de realizar estudios” específicos. Esto, según explicó, se realiza de dos modos diferentes: “Por medio de estudios ecográficos y marcadores bioquímicos en sangre, o a partir del estudio del ADN fetal en sangre materna”. ¿Cómo se llevan a cabo estos exámenes? El ginecólogo resaltó que “hoy en día cada vez se recurre más a pruebas no invasivas”. En ese contexto, detalló que “el estudio en sangre materna tiene una sensibilidad del 99% y consiste en una simple extracción de sangre a la madre a partir de la semana 10 de gestación para estudiar el ADN de las células fetales presentes en sangre materna”. Por otro lado, “en los estudios ecográficos, es posible detectar algunas malformaciones fetales y evaluarlas en el llamado ‘screening del primer trimestre’”. Para que este estudio tenga una óptima sensibilidad, deben evaluarse cuatro marcadores ecográficos: “La translucencia nucal –que estudia un pliegue en la nuca del bebé cuyo espesor podría marcar una anomalía cromosómica-, el hueso nasal –aquellos bebés con Síndrome de Down tienen ausencia de este hueso-, el ductus venoso y la válvula tricúspide. Si se combinan estos 4 parámetros con el laboratorio y los antecedentes maternos, se obtiene una sensibilidad del 95%”. El otro tipo de estudios, aquellos más invasivos, generalmente suelen llevarse adelante generalmente como reconfirmación de algún otro estudio que no haya dado bien. “Alrededor del 95% de las mujeres que se someten a la amniocentesis o a la muestra de villus coriónico reciben la buena noticia de que su bebé no tiene estos trastornos cromosómicos”, sostuvo Pasqualini. Tipo de parto después de los 40 Según trascendió, Pampita dio a luz a su hija por parto natural. ¿Existe alguna relación entre la edad de la mujer y el tipo de parto que le conviene desde el punto de vista de su salud? Según Serini, “la mayoría de las guías internacionales indican que en mujeres de 40 años o más la recomendación es la inducción al parto entre las 39 y las 40 semanas”. En ese sentido, mencionó que existe “un estudio que indica que la inducción a las 40 semanas reduciría la mortalidad perinatal”. Por otra parte, añadió que como las mujeres de más de 35 años “tienen mayor riesgo de desarrollar hipertensión y diabetes gestacional, el embarazo podría finalizar en una cesárea”, mientras que “un embarazo de bajo riesgo uno lo podría esperar, en condiciones normales, hasta las 42 semanas”. FUENTE: Clarín

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Lo que sabemos sobre las vacunas contra el coronavirus y su posible efecto sobre el ciclo menstrual

Por Mara Galmarini y Matías Loewy chequeado.com Mujeres en la Argentina y en el mundo relataron a través de las redes sociales que habían sufrido cambios en su ciclo menstrual (cantidad de flujo y duración) tras vacunarse contra la COVID-19. Hasta el momento, no se ha podido establecer una relación causal entre las vacunas y los cambios reportados en relación al ciclo menstrual, que en todos los casos han sido pasajeros y reversibles. La evidencia científica muestra que las vacunas son seguras. No afectan la fertilidad ni causan abortos espontáneos. Referencias a que la vacuna contra COVID-19 podría tener un efecto sobre el ciclo menstrual comenzaron a difundirse en redes sociales a partir de fines de febrero último. Kathryn Clancy, una antropóloga biológica de la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign, Estados Unidos, fue una de las primeras que comentó en un hilo de Twitter que su período se adelantó e intensificó luego de vacunarse, lo que recogió más de 10 mil respuestas, muchas de ellas con testimonios similares. En España, la sexóloga y matrona Laura Cámara lanzó una encuesta sobre la cuestión a través de las redes y el 18 de marzo compartió los primeros resultados en su cuenta de Instagram: poco más de la mitad de las 2.827 mujeres que respondieron reportaron alguna alteración en el ciclo menstrual, flujo o sangrado. El video tuvo más de 41.300 reproducciones.   En la Argentina, diversas mujeres (ver acá y acá) contaron su experiencia a través de Twitter. Y hubo varios posteos al respecto en Instagram (acá y acá) que recogieron testimonios similares. De hecho, la organización Colectiva Andina lanzó una encuesta para conocer cuántas mujeres argentinas habían experimentado cambios en su ciclo menstrual después de recibir la vacuna contra la COVID-19. Pero ¿cuál es la evidencia? ¿Se puede asegurar que exista una relación causal? ¿Y cuáles serían las implicancias? Te lo contamos en esta nota. Publicaciones escasas La bibliografía científica que relaciona el ciclo menstrual con las vacunas en general es escasa. Esto probablemente está relacionado con que la aplicación masiva de vacunas se da durante la infancia o en adultos mayores. Si bien hay vacunas que se aplican en la edad fértil, esto suele ser en casos puntuales (por ejemplo, pacientes de riesgo contra la gripe o ciertos casos contra la fiebre amarilla).  Un estudio realizado en Japón, realizado con adolescentes que recibieron la vacuna contra el VPH (Virus del Papiloma Humano), mostró que quienes recibieron la vacuna tenían más probabilidades de tener un período menstrual abundante o irregular. Estos efectos fueron reversibles y de corta duración. Curiosamente, dentro de la poca bibliografía, hay un trabajo de 1913 que sugiere que la vacuna contra la fiebre tifoidea tiene un impacto temporal sobre el ciclo menstrual, aunque el investigador enfatiza que los efectos secundarios son mucho menores a los de la enfermedad y hace una observación atinada sobre el problema del beneficio “invisible” de las intervenciones preventivas: “Los pacientes no tienden a estar particularmente agradecidos por las reacciones (positivas) que pueda causar la vacuna y es solo la naturaleza humana que atribuyan a la vacuna todos los males durante los meses siguientes”. Victoria Male, docente e investigadora en inmunología reproductiva del London Imperial College, en Londres, Reino Unido, explicó a Chequeado que también se encontraron alteraciones de los niveles de hormonas sexuales en personas que recibieron la vacuna contra la gripe, durante el ciclo en el que se administró la vacuna.  “Es probable que los cambios menstruales a corto plazo estén asociados con la vacunación en general, pero esta es la primera vez que vacunamos a tantas personas que tienen períodos al mismo tiempo, por lo que no lo hemos notado antes”, reflexionó Male. Hay células inmunitarias en casi todas las partes del cuerpo, incluido el revestimiento del útero. Estas células inmunitarias desempeñan un papel en la construcción, mantenimiento y descomposición del revestimiento del útero, que se espesa para prepararse para un embarazo y luego se desprende en forma de período si el óvulo no se fertiliza. “Después de la vacunación, circulan por el cuerpo muchas señales químicas que pueden afectar a las células inmunitarias, haciendo que el revestimiento del útero se desprenda y provoca así sangrado vaginal o períodos más tempranos”, explica Male. Con relación específica a las vacunas contra la COVID-19, otra explicación posible es que se trate de una coincidencia temporal y no causal. Es una de las tesis que suscribió la vicepresidenta del Colegio Real de Obstetras y Ginecólogos del Reino Unido, Pat O’Brien, en un comunicado. “Muchas mujeres experimentarán un cambio temporal en sus períodos durante sus vidas. Y ahora mismo, muchas mujeres de 30 años están recibiendo la vacuna COVID-19. Por eso parece inevitable que en algunas mujeres estos 2 eventos coincidan por casualidad”, argumentó. “La emoción por recibir la inmunización también podría ser un factor que afecta el ciclo menstrual, pero no hay nada en la composición de las vacunas que hiciera pensar en algún efecto”, dijo a Chequeado Sergio Pasqualini, especialista en medicina reproductiva y director de Halitus Instituto Médico, en Buenos Aires. “Las vacunas no tienen hormonas”, subrayó.   “Aún no tenemos investigaciones que nos den respaldo completo, faltan estudios. Quizás haya pacientes que por mala información suspenden medicamentos que están tomando, como anticonceptivos orales o tratamientos reguladores de ciclo. O eventualmente influye el estrés. Pero no hay evidencias de que el trastorno menstrual sea un efecto secundario directo de la vacuna”, señaló a este medio la médica ginecóloga costarricense Flory Morera González, directora científica de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Ginecología y Obstetricia (FLASOG). En todos los casos, los especialistas insisten en que los efectos secundarios son leves, reversibles y que no deben disuadir a las mujeres de vacunarse.  Proyectos de investigación en el mundo En base a los testimonios, se están realizando distintas campañas y proyectos de investigación para entender si existe una relación causal entre los cambios en el ciclo menstrual y las vacunas contra el coronavirus y caracterizar las alteraciones.  Uno de los primeros estudios académico lo comenzó

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43 años de la primera bebé de probeta: de la infertilidad a la voluntad procreacional

El nacimiento de Louise Brown el 25 de julio de 1978, marcó un antes y un después en el manejo de la pareja infértil. Desde ese momento, la ciencia atravesó hitos como la posibilidad de criopreservar embriones, óvulos, tejido ovárico y testicular. También, la aparición de la inyección de un solo espermatozoide a cada óvulo (ICSI), que fue la solución para muchos casos en los que el embarazo no se podía lograr por presentar una alteración en los espermatozoides. Se dieron mejoras en: drogas para la estimulación ovárica, medios de cultivo, equipamiento de laboratorio y en técnicas de criopreservación. Pasamos de una época más artesanal a una más estandarizada, más controlada, con mejoras sustanciales de todo tipo y obviamente, en los resultados. En ese proceso la emoción fue tan grande, que creímos que no había caso de infertilidad que no se pudiera resolver. Hoy sabemos que no es así. Aprendimos que más allá de tener un embrión viable para lograr un embarazo con resultado positivo, era necesario tener también un endometrio receptivo. Que esa receptividad podía verse alterada en el ciclo de la estimulación ovárica y que en esos casos era mejor criopreservar los embriones para ser transferidos en otro ciclo. Hoy en día podemos saber, gracias al diagnóstico genético preimplantatorio, cómo están los embriones. Otro aprendizaje en este camino fue que la mente y el cuerpo se influyen mutuamente. Y cuán importante es, a través de técnicas complementarias, movilizar los recursos propios que el cuerpo tiene para funcionar lo mejor posible. Sabemos también, que siempre que exista la posibilidad de lograr el embarazo por la vía natural, aunque no llegue, hay que seguir trabajando sobre eso. Porque en situaciones en que las técnicas más sofisticadas fracasaron, el embarazo se presenta en el momento menos esperado. El cambio más sustancial Pero más allá de lo que la ciencia logró, hubo cambios socioculturales que ubican a las técnicas de reproducción asistida en otro lugar. Ahora, no es sólo la pareja que busca un embarazo, sino la o las personas que buscan tener un hijo. Pasamos de la consulta de una pareja conformada por hombre y mujer que presenta un problema de infertilidad, a personas que vienen con un deseo y necesitan de la ciencia para poder tener un hijo. Ejemplo de ello es la mujer sola, que puede tener o no un problema de infertilidad, que se acerca porque va a necesitar recurrir a semen donado. O un hombre solo o una pareja homosexual quienes van a necesitar acudir a la donación de óvulos y a la subrogación de vientre. O una pareja de dos mujeres que van a tener que recurrir a la donación de semen y a la inseminación en el caso que lleve adelante el embarazo la misma que aporta el óvulo, o a una fertilización in vitro si es que van a utilizar el método ROPA, en el que una de las dos aporta los óvulos y la otra lleva adelante el embarazo. Todos estos cambios se ven reflejados en el nuevo Código Civil y Comercial donde prima la voluntad procreacional al momento de definir quiénes son los verdaderos padres. Ya no necesariamente madre es la que pare. Padres son los que tuvieron la voluntad de serlo. Aprendimos que no todo es la fertilización in vitro, que lo que a una persona le hace bien a otra no, y que cada vez tenemos más herramientas para poder llevar adelante estudios y una terapéutica personalizada. Nosotros, los “fertilólogos”, somos los directores de orquesta de un grupo interdisciplinario: andrólogo, endocrinólogas, inmunólogas, genetistas, nutricionistas, counselor, psicóloga y psiquiatra, sexóloga y nurses. Además, cuando corresponde, asesorarnos en lo legal por una abogada. Porque las leyes todavía no pudieron acompañar todos estos cambios. Este mes, aniversario del nacimiento de Louise Brown, festejamos un año más de un recorrido en el que las técnicas de las que disponemos son herramientas para ayudar a más personas a tener hijos. Y para los que no podemos ayudar, seguimos investigando. Adelante, queda aún mucho más.

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Hormonas, trombosis y COVID-19: todo lo que hay que saber para evitar complicaciones

Se sabe que la infección por SARS-CoV-2 predispone a la formación de coágulos que obstruyen la normal circulación sanguínea, al igual que ocurre con algunos anticonceptivos orales. Dado que el mismo efecto se observó como consecuencia de algunas vacunas en mujeres jóvenes, Infobae consultó a especialistas La pandemia provocada por el COVID-19 representa un tipo de infección asociada a una respuesta inflamatoria sistémica. Y si bien uno de los principales problemas de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus es su escasa literatura y conocimiento, algo sí está claro luego de más de un año de pandemia, y es que una de las complicaciones que provoca son las trombosis. El mismo efecto se vio en mujeres jóvenes luego de ser inoculadas con vacunas de vector viral desarrolladas por el laboratorio Astrazeneca y la Universidad de Oxford y del laboratorio Johnson & Johnson. Y dado que los anticonceptivos hormonales combinados tienen un ligero riesgo de trombosis, Infobae quiso ahondar con especialistas qué deben tener en cuenta las mujeres al momento de la utilización de anticonceptivos hormonales en la era del COVID, qué se recomienda que hagan con su anticoncepción oral aquellas que atraviesa un cuadro de COVID y si deberían tener algún cuidado antes de vacunarse con alguna de las formulaciones que informaron casos de trombosis como evento no deseado. “Hoy sabemos que la infección por SARS-CoV-2 predispone a complicaciones trombóticas (generación de coágulos que obstruyen la normal circulación sanguínea) tanto venosas como arteriales por múltiples mecanismos. Cuando hablamos de trombosis venosa nos referimos a las que ocurren en las venas profundas de los miembros inferiores (trombosis venosa profunda o TVP) y/o a las que comprometen las arterias pulmonares (tromboembolismo de pulmón o TEP)”. La médica hematóloga Carina Gumpel (MN 102958) es la coordinadora del Grupo Hemostasia en la Mujer del Grupo Argentino de Hemostasia y Trombosis y ante la consulta de este medio precisó que “es muy común que durante el cuadro agudo los pacientes presenten una gran debilidad que los lleve a pasar gran parte del día en reposo. Esta inmovilización es un factor muy importante en cuanto al riesgo de desarrollo de trombosis. Pero además, esta infección tiene un mecanismo que le es propio, el de inmuno trombosis secundario a la gran inflamación que genera y al daño endotelial directo”. En los pacientes más críticos que requieren internación, y especialmente en aquellos que necesitan ser asistidos en las unidades de cuidados intensivos, todos estos mecanismos se potencian. Por otro lado, los tratamientos hormonales, ya sea anticonceptivos o terapias de reemplazo hormonal en mujeres postmenopáusicas, incrementan el riesgo de padecer una trombosis. Sin embargo, los estrógenos podrían tener un rol protector dado que en general la mortalidad en mujeres suele ser menor comparada con los hombres (1,7 % versus 2,8 % respectivamente). “En el devenir de la pandemia, surgieron muchos interrogantes con respecto a la anticoncepción, dado que el COVID-19 tiene un conocido aumento del riesgo de trombosis”, apuntó en tanto la médica ginecóloga de Halitus Instituto Médico María Elisa Moltoni (MN 114737). – ¿Qué se recomienda que haga con su anticoncepción oral una mujer que atraviesa el cuadro de COVID de cara a evitar complicaciones? – Gumpel: En cuanto a las recomendaciones en mujeres en tratamiento con anticonceptivos orales que contraen la infección por SARS-Cov-2, no contamos con estudios prospectivos, motivo por el que las guías de consenso no siempre coinciden. En general las mujeres que cursan cuadros leves podrían continuar con el tratamiento con anticonceptivos mientras que en aquellas que requieran ser hospitalizadas las guías no son tan claras puesto que si bien algunas recomiendan suspenderlos, sabemos que la coagulación tarda entre seis y ocho semanas en retornar a valores normales. De todas maneras en el caso de internaciones está indicado la prevención de trombosis con heparina. Es muy importante destacar que en todos los casos las recomendaciones deben ser individualizadas, teniendo en cuenta otros factores de riesgo que pueda tener cada mujer, por lo que es fundamental la consulta con un médico especialista. – Moltoni: Muchas de las recomendaciones existentes sobre cómo manejar la anticoncepción se basan en opiniones de expertos, y todas consideran distintos escenarios clínicos. Si bien hay diferentes opiniones, la mayoría de las recomendaciones médicas al respecto, incluyendo las de la Asociación Médica Argentina de Anticoncepción (AMAdA), a la cual pertenezco, sugieren no suspender la anticoncepción hormonal combinada en mujeres con COVID leve sin otros factores de riesgo para trombosis, ni en mujeres sanas expuestas a COVID. En mujeres con COVID grave, como aquellas que requieren hospitalización en cuidados intensivos o que tienen COVID con neumonía y otros factores de riesgo de trombosis, puede considerarse el traspaso hacia otro método anticonceptivo como anticoncepción hormonal sin estrógenos o suspensión del anticonceptivo. De todos modos, ese grupo de mujeres suelen ser de mayor edad o en situación de menopausia y entonces de por sí ya no estarían utilizando métodos hormonales. Desde ya que estas recomendaciones no reemplazan el juicio del profesional tratante. – Se sabe que hay tratamientos hormonales que aumentan el riesgo de enfermedad tromboembólica, ¿cuál es la proporción de mujeres que sufren trombosis por el uso de anticonceptivos orales versus el riesgo de padecer esta complicación a causa del COVID-19? – Gumpel: Los anticonceptivos orales combinados (estrógenos + progestágenos) incrementan el riesgo de trombosis. Para las mujeres que presentan un riesgo aumentado existen opciones como los anticonceptivos orales que sólo contienen progestágenos o los dispositivos intrauterinos con o sin hormonas. Serán los especialistas ginecólogos quienes aconsejarán para cada caso cuál es la mejor opción. La probabilidad de presentar una trombosis venosa en mujeres jóvenes en edad fértil es de 1/10000. Y se sabe que los anticonceptivos orales combinados incrementan el riesgo por cinco. En mujeres que no tienen una predisposición especial el riesgo absoluto sigue siendo bajo. En el caso del COVID-19, la probabilidad de presentar una trombosis varía mucho de acuerdo al grado de severidad o de compromiso por la infección. En pacientes asintomáticos o con síntomas leves o bien aquellos

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Covid y embarazo: respuestas a las dudas sobre la vacunación

Expertos fueron consultados por el tema y de esta manera, despejaron todas las dudas sobre esta situación. Conocé los detalles. Desde el inicio de la pandemia, las dudas e incertidumbres en cuestiones de salud fueron floreciendo tanto como las investigaciones. De esta manera, los expertos pudieron determinar los riesgos o beneficios de la vacuna, según la edad de las personas, su estado de salud y por ejemplo el embarazo. De esta manera, el doctor y obstetra, Ariel Masquef , junto al doctor Agustín Pasqualini , director de Halitus Instituto Médico despejaron todas las dudas que se plantean las mujeres, y sus parejas, a la hora de los cuidados durante la gestación. Así las cosas, brindaron una serie de respuestas para sacar a la luz como deben actuar ante este enfermedad, que aun tiene en jaque el mundo. ¿Por qué hay cada vez más embarazadas que cursan el COVID de forma grave? Es cierto que en los últimos meses vemos un mayor número de contagios en pacientes embarazadas y con manifestaciones más graves de la enfermedad. Esto se acentúa en el tercer trimestre de embarazo por la limitación que tienen en la parte respiratoria. Aunque estén sanas, el embarazo mismo las hace más susceptibles a complicaciones. La predisposición a hacer estas formas graves se relaciona con la inmunosupresión fisiológica del embarazo y la limitación que tienen estas mujeres. Sus pulmones están más colapsados por el crecimiento del abdomen de abajo hacia arriba y el diafragma que se eleva. Esta situación les genera menor capacidad ventilatoria, si a eso se suma el COVID, hay una mayor predisposición a tener complicaciones que el resto de la población. ¿Se debe posponer la búsqueda del embarazo? No. Esto no significa que las mujeres que están buscando un embarazo deban posponerla. ¿Hay que vacunarse contra el COVID estando embarazada o en búsqueda? Si, hay que vacunarse en cualquier trimestre del embarazo con cualquiera de las tres vacunas que están hoy disponibles, salvo que el médico de cabecera indique que alguna en particular no se puede aplicar. Pero cualquiera de las tres vacunas que están en Argentina son aptas para mujeres embarazadas. Lo bueno es que en estas últimas semanas se abrió la vacunación para todas en todos los trimestres del embarazo e incluso para madres lactantes. Así, podemos protegerlas, al tiempo que generar una inmunidad en la población para poder avanzar hacia la «normalidad». ¿Y si estoy en tratamiento de fertilidad? También es importante priorizar la vacunación. Ya sea que esté por comenzar una estimulación ovárica, o si justo se está estimulando y le llega el turno para vacunarse. Lo único que quizás hay que evaluar es no vacunarse el día previo a la captación de óvulos o la transferencia embrionaria, pero solo para evitar algún síntoma común de la vacunación, como fiebre justo para ese momento. Para resumir, puede ser antes, durante y después de un tratamiento de fertilidad, o durante la búsqueda del embarazo, o en el embarazo en cualquier trimestre, o en mamás lactantes. Lo que se está tratando de lograr es que, de cursar la enfermedad, sea de manera moderada y evitar los casos graves. ¿Existen riesgos para el bebé? No hay al momento ni apareció ni publicado, riesgos para el bebé. No hay transmisión vertical demostrada, pasaje del virus de la madre al feto. Pero se creería que los anticuerpos en vacunadas darían protección al recién nacido. Por eso al momento del nacimiento la mamá tiene que tomar las medidas y los recaudos en caso de ser positiva, por ejemplo, darle la teta con un barbijo N 95, pero no suprimir la lactancia. ¿Qué consideraciones tengo que tener en cuenta para saber si es necesario aplicarme la vacuna estando embarazada? Ningún tipo de consideración salvo que el médico tratante sugiera no vacunarse por alguna patología determinada. Pero no hay al momento documentadas ninguna contraindicación para las embarazadas que cursan un embarazo normal. Se sabe que las plataformas de producción de las vacunas son seguras en el embarazo y hay evidencia de estas plataformas como la vectorial, virus inactivado o las de ARN mensajero, en otras enfermedades. Es importante recordar que el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, afirma que “no se detectó ningún problema de seguridad para las personas embarazadas que se vacunaron contra el Covid-19 o para sus bebés”. Por eso se recomienda en cualquiera de los tres trimestres con cualquiera de las tres vacunas disponibles

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¿Por qué la vitrificación de óvulos se convirtió en protagonista de esta pandemia?

Este tratamiento comenzó a pisar fuerte en una época en donde muchas opciones de fertilidad se vieron interrumpidos por la cuarentena y donde los planes a futuro son muy difíciles de proyectar. ¿De qué se trata todo esto? La vitrificación de óvulos es una de una protagonistas inesperada de la pandemia por coronavirus que atravesó al mundo entero. Por un lado porque empezó a calar hondo en aquellas mujeres que no pudieron avanzar en sus tratamientos de fertilidad por la suspensión de los mismos en los primeros meses de la cuarentena, y por el otro porque empezó a lucirse como una gran posibilidad ante mujeres que se dieron cuenta que los planes de vida no están garantizados y que, de un día para el otro, todo puede cambiar sin darnos tiempo para nada. Pero… ¿Qué es? Es un método que se trabaja con la congelación ultrarrápida de los óvulos maduros de una mujer, lo que hace que dichas células se mantengan inalteradas durante un tiempo indefinido, hasta que se utilizan. Como muchos sabemos, la vida útil de la función reproductiva de los ovarios sigue siendo limitada, y comienza a complicarse luego de los 35 años, pero como los avances científicos acompañaron los cambios socioculturales de los últimos años, la vitrificación de óvulos se presenta como una herramienta para preservar la fertilidad. Obviamente, es de esperar que estos temas saquen a la luz muchas dudas, y por eso, en primer lugar, toda mujer debe saber que, en manos de profesionales idóneos, la vitrificación no afecta la calidad del óvulo, siendo este uno de los temas que más preocupa. Ahora bien, yendo un poco más al fondo de todo esto, nos preguntamos: ¿Cuántos óvulos vitrificados son necesarios para lograr el embarazo? “Cuantos más se tengan, más posibilidades hay de que alguno de ellos sea bueno. Si bien algunos profesionales dan un número X, esto en la realidad dista de ser verdad. Cuando realizamos una fertilización in vitro (FIV) con óvulos en fresco -es decir sin vitrificar-, a veces obtenemos, por ejemplo, 20 óvulos y no logramos el embarazo. En otros casos, lo logramos con cuatro. Si partimos del concepto que la vitrificación no afecta la calidad, vamos a tener resultados similares que con una FIV con óvulos en fresco”, señala el doctor Sergio Pasqualini, (MN 39914), director de Halitus Instituto Médico. Y, ¿a qué edad es mejor vitrificar? “Cuanto más joven, mejor”, afirma Pasquialini y agrega: “Sobre todo en aquellos casos en los que se prevea una disminución precoz de la reserva ovárica, ya sea genética o por alguna enfermedad”. Si hablamos de edad, en realidad “no hay un límite”: “Toda mujer que se acerque para saber qué posibilidades tiene debe ser evaluada. Puede que una mujer de 40 años califique mejor que otra de 35. Más aún si nunca buscó embarazo, ya que puede tener una reserva ovárica aceptable, frente a otra que está buscando hace años”, remarca el doctor. Pero lo cierto es que la vitrificación se instaló como una oportunidad real hace pocos años. Es decir, una mujer de 48 años no tiene que sentirse mal por no haberlo hecho, porque en la época en la que hubiera sido bueno para ella la tecnología de la vitrificación no se había desarrollado como para tener chances reales de éxito al descongelarlos. Sin embargo, hoy la realidad es diferente y es importante que toda mujer cerca de sus 30 años, esté informada para tomar una decisión. “La idea de ser madre siempre estuvo en mi cabeza, pero venía de la mano con un montón de mandatos sociales como el tener una pareja, estar casada, conviviendo, con un buen pasar económico, etc. Cosas que no estaban presentes en mi vida, y que aún siguen sin estarlo. Pero hoy, a mis 30 años, entendí que la vida pasa por otro lado, tengo otros intereses, otras expectativas, aunque no dejo de pensar en la posibilidad de ser mamá, por eso opté por la vitrificación de óvulos”, cuenta María sobre su experiencia. Mientras que Sonia revela sus miedos ante este método. La decisión fue tomada en conjunto con su marido luego de que su tratamiento de fertilidad se viera interrumpido a fines de marzo por la cuarentena y hoy deciden vitrificar los óvulos para un futuro. Ambos están sin trabajo y les gustaría poder conservarlos por un buen tiempo hasta que puedan reorganizar la economía de su hogar. ¿Qué problema habría con esto? A decir verdad, ninguno. Los óvulos vitrificados pueden permanecer así por mucho tiempo. Como están a -196 °C, la temperatura permite que la actividad molecular esté prácticamente detenida y eso les otorga durabilidad: “El récord mundial de tiempo que han durado es de 14 años, logrado por nuestro Instituto y es un Guinness. Si los óvulos permanecieron criopreservados sin verse afectados por lo menos por 14 años, podemos extrapolar que podrían mantenerse sin verse afectados por muchos años más”, apunta el director de Halitus. Otra gran preocupación que sobrevuela alrededor de este tema hoy en día es el contexto que nos toca atravesar: la pandemia por coronavirus. Ante eso, Pasqualini asegura que se puede comenzar el proceso de vitrificación haciendo las primeras consultas online, las cuales serán ideales para evaluar a la mujer y realizar los pedidos de todos los estudios necesarios: nivel de las hormonas relacionadas con la función ovárica, una ecografía ginecológica que mira el tamaño de los ovarios y la cantidad de microfolículos que presentan. Con todo esto se confecciona una historia clínica, e incluso se evalúan los antecedentes. Aunque más allá de todo lo bueno que ofrece esta posibilidad no podemos pasar por alto que si bien “la vitrificación de óvulos es una forma real de preservar la fertilidad, no es una garantía de embarazo, pero sí una oportunidad”. Lo ideal, según Pasqualini, es que toda mujer tenga óvulos vitrificados, y cuando llega por ejemplo, a los 50 años y haya tenido si los deseó, hijos, que los descarte. Mejor aún, si califican, los puede donar para

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Paternidad y donación de gametas: ¿Cómo viven los hombres esa búsqueda?

Mucho se ha hablado de la búsqueda del embarazo, de los duelos, de las pérdidas y también de los logros desde la perspectiva de la mujer. Históricamente la búsqueda de un embarazo, su éxito o fracaso fue un tema femenino.La mirada y el vivenciar del hombre por mucho tiempo ha sido desterrado del discurso científico e incluso del social. Sin embargo, hoy presenciamos profundos cambios socio-culturales, la constitución de las familias ha variado de manera significativa, y el hombre se ha ubicado en un lugar diferente respecto de la búsqueda de un hijo y de la paternidad en general. Se podría decir que un hijo ya no es cosa “solo de mujeres”. Los hombres están muy presentes en la búsqueda, en los tratamientos, en la llegada y crianza de un hijo. La gran oportunidad En la actualidad vemos cada vez más hombres solos consultando motivados por el deseo de tener un hijo. Llegan a la consulta después de un largo camino de elaboraciones internas, en las cuales se deben debatir con sus propios ideales y deseos. La mayoría de los hombres que manifiestan su deseo de tener un hijo en el contexto de una donación de gametas o de una gestación subrogada, incluso en un programa de co parentalidad, provienen de hogares tradicionales donde el hijo es criado por un padre y una madre que permanecen sujetos a roles impuestos por su género. Por este motivo, la primera batalla que enfrenta un hombre solo que quiere ser padre, es romper con el modelo tradicional del cual proviene y que desde siempre ha sido su marco de referencia y su ideal. Los ideales materno-paterno, funcionan muchas veces como mandatos y el no cumplimiento, casi siempre repercute culposamente. Asistimos al nacimiento del hombre del nuevo milenio, que comenzó a atreverse a tomar lugares que antes eran ocupados por mujeres. Observamos parejas de hombres u hombres solos que piensan en formar una familia. Para estos hombres es justo la donación gametaria o la gestación sustituida la única posibilidad donde antes no había nada. Para ellos es una ganancia y estos tratamientos son vividos con alegría y entusiasmo la mayoría de las veces. Ser padre en el contexto de una pareja igualitaria o en soledad es una aventura que varios están dispuestos a afrontar. Muchos hombres solos no le tienen miedo a los pañales, a las noches en vela y sobre todo a ser juzgados por animarse a buscar un hijo sin pareja o con una pareja igualitaria. La familia actual, es dinámica, real y creativa. Ver a dos padres hamacando a su hijo o recibiéndolo a la salida del jardín de infantes, así como también  ver a una madre o a un padre solos no son escenas “extrañas”, forman parte de nuestra cotidianidad y del entramado  de nuestra sociedad. La ¿renuncia? para ser padre Cuando la donación de gametas o la gestación por sustitución es indicación médica en una pareja heterosexual, las cosas son distintas. En este caso hay una renuncia en juego y un duelo por la genética perdida. Los hombres que por motivos médicos deben renunciar a su genética, se enfrentan a cuestionamientos propios y a veces cuesta entender y aceptar la paternidad en este contexto. Renunciar a la transmisión genética no es cosa fácil para un hombre, sobre todo cuando históricamente el rol paterno ha sido el de “la transmisión” de valores, identificaciones y de la genética por supuesto. Frases  repetidas como “de tal palo tal astilla” o  “la semilla no cae lejos del árbol” funcionan muchas veces como mandatos y  nos condicionan a pensar que es la genética la que define la filiación y las identificaciones. Si bien es cierto que un padre debe dejar “marcas“ en su hijo, y  que ese hijo luego tendrá que apropiarse de algunas y abandonar otras, esta dinámica propia de la relación padre-hijo nada  tiene que ver con haber aportado o no, un espermatozoide. Muchos hombres pueden atravesar este doloroso camino de la renuncia, aceptando lo que no pueden para acceder a lo que pueden, y otros prefieren abstenerse de este enfrentamiento con la frustración renunciando al hijo. Lo cual por supuesto es totalmente respetable y siempre es un camino posible. ¿Y qué pasa entonces con los hombres que deciden atravesar la renuncia a la genética para traer un hijo al mundo? Vemos que muchas veces, en el contexto de una pareja heterosexual, es el amor y el deseo de “darle a la mujer un hijo” lo que termina por inclinar la balanza de una de las  decisiones más difíciles que un hombre puede tomar. Es el amor y esa promesa lo que muchas veces motiva el dar batalla a  los propios fantasmas para construir una familia en el aquí y ahora de la relación amorosa. Para algunos hombres tener un hijo implica vencer fantasmas y temores, arrastrados por muchos años,  relacionados con la pérdida de la libertad, la juventud, la independencia y también de su propio lugar de hijo. Algunos hombres logran conectarse con sus hijos de una manera relajada con espacio para el disfrute y el placer cuando han superado las propias exigencias, se han desafiado a sí mismo ganando y perdiendo en la vida. Esto los coloca en una posición superadora. La paternidad puede ser vivida como una experiencia creadora cuando la propia autoestima no se juega en esto. Es decir que la experiencia de la paternidad es una experiencia creativa, y creadora de crecimiento y evolución, de cambio y proyección. El hombre para ser padre, desde esta perspectiva, debe poner mucho más que unas pocas células germinales, debe poner su madurez, su seguridad en sí mismo, su flexibilidad y su fortaleza para ayudar a crecer y desarrollarse a otro que lo sucederá en la rueda de la vida. La paternidad  plantea  desafíos complejos. El hombre solo o acompañado de otro hombre o de una mujer se enfrenta a una experiencia, que en la actualidad, implica revertir viejos y gastados conceptos para hallar las nuevas herramientas que permitan hacer

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Nueva paternidad Día del Padre: solos, se animaron a formar una familia más allá de los vínculos tradicionales

En la Argentina, son cada vez más los varones solteros que deciden adoptar o subrogar vientres para tener un hijo. Tres historias emocionantes. Un psicólogo gay de Córdoba sentía que su deseo de ser padre sólo estaba ligado a la nostalgia de ir creciendo y dejando atrás el “niño perdido”. Lo resolvió a los 32 años, adoptando a un nene que realmente estaba perdido. Catorce años después, adoptó a otro. Un diseñador gráfico de megaproyectos en multinacionales vivía libre de parejas estables en Europa hasta que un día volvió a las sierras cordobesas y vio en una escuela rural a un chico \”que lo estaba esperando\”. Un bioquímico de Salta intentó muchas veces y cuando se estaba por rendir encontró en Buenos Aires el vientre de una chica a la que se cruzó de casualidad mientras la entrevistaban para una nota. Ella lo ayudó a su cumplir su sueño de ser “padre solo”. Cada historia es distinta. El Día del Padre las iguala. Se trata de una nueva forma de paternidad: la de los hombres solteros que adoptan y subrogan en la Argentina. Según una encuesta sobre la Estructura Social publicada este año por el Programa de Investigación de la Sociedad Argentina Contemporánea (PISAC), el 11% de los hogares en el país son monoparentales. De ese porcentaje, sólo el 1% son hombres (incluye a los viudos y divorciados). Es una forma novedosa de familia, que rompe con estereotipos patriarcales y matriarcales. Pero ya no permanece en secreto. Desde 2015, a partir de la reforma del Código Civil, no hace falta estar casado ni en pareja para adoptar. Como las mujeres, los postulantes varones deben ser mayores de 25 años y tener al menos cinco años de residencia en el país para inscribirse en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (RUAGA). Según datos aportados especialmente para Clarín, de un total de 4.275 legajos -hasta el 6 de junio- 938 corresponden a un solo solicitante, entre los que el 94% son mujeres (874) y el 6% “monoparentales masculinos”. Pero el número entre ellos no para de crecer. “Tradicionalmente se buscaba una niña, niño o adolescente para una familia. Nuestro desafío es el cambio de paradigma en la adopción, por tal motivo centramos nuestro trabajo en encontrar en realidad una familia para cada niña, niño o adolescente sin cuidados parentales”, dice Adriana O. Donato, directora de ese Registro. Horacio Rementería y sus hijos Ismael y Agustín. Foto: Javier Cortez. \”A Ismael lo conocí con tres años. Imaginate que al trabajar en rehabilitación y revinculación en un centro de día al que llegaban niños judicializados te encontrás todo el tiempo con historias de terror. Pero de él me impactó que se arrastraba como un \’gusanito\’. Tenía parálisis cerebral\”, dice a Clarín Horacio Rementería. Hoy tiene 46 y su hijo, 17. La conexión había empezado. Aunque el psicólogo no lo sabía. \”Traté de mantener distancia, conservar una actitud sólo profesional. Ni se me ocurría la adopción\”, dice. Ismael es hijo de una madre adolescente que decidió darlo en adopción junto a su otra hija, de cuatro años, en el Hospital de Niños de Río Primero. Tenía desnutrición crónica, no podía hablar y una malformación en sus pies lo obligaba a usar andador. \”Él y su hermana habían entrado juntos en el hogar Querubines. Nunca entendí por qué los separaron. Intenté la revinculación, pero no fue posible con la familia adoptante de la nena. Jamás la volvió a ver\”, cuenta. Por eso aún sigue cuestionando el sistema. Es que Ismael estaba en las peores celdas de las estadísticas. El 89,47% se anota para niños de hasta un año -cuando casi no hay bebés en el Registro, porque los trámites para que un recién nacido sea declarado en situación de adoptabilidad no son veloces-; el 50,4%, aceptaría a dos hermanitos y sólo el 16% a un nene con “discapacidades o enfermedades”. Con prejuicio sobre su situación económica, Horacio anotó la guarda de Ismael a nombre de una pareja que tuvo tiempo después. Ese hombre trabajaba en el Ministerio de Educación, no tenía el sueño de la paternidad y puso la firma como algo administrativo. \”Creí que lo iban a aceptar más a él que a mí\”, reconoce. Cuando se separaron, su pareja, sin decirle, fue al juzgado a renunciar al nene. La jueza no lo dejó. Horacio debía estar presente porque ya había solicitado la guarda. Le ganó a la burocracia. Horacio, que ahora está en pareja con Daniel, el año pasado inició el proceso de adopción de Agustín, un nene de 12 años con sobrepeso y algunos problemas de conducta que no había conseguido una familia en el hogar de Buenos Aires donde había estado la mayor parte de su vida. El era otro “niño perdido”. Pero ya está con él y, como Ismael, lo llama “papá”. Una sentencia ejemplar \”Quienes quieren adoptar frecuentemente nos consultan si deben ser propietarios o tener un contrato laboral en relación de dependencia. Nada de esto es exigido por la ley; deberán en todo caso, contar con recursos que permitan encargarse de la crianza y cuidado de una niña, niño y/o adolescente, en todos los aspectos de su vida”, aclara Donato. Sin tantos prejuicios, Javier Castellanos volvió en 2010 a Córdoba después de una década como yuppie en Barcelona, trabajando como diseñador digital de corporaciones. \”Volví para hacer una vida más humana\”, dice desde Nono, a 150 kilómetros de la capital de esa provincia. Precisamente, desde un paraje de 50 habitantes llamado Los Algarrobos en el que se compró un campo y, a 500 metros, divisó una única escuela rural, con una maestra y 16 alumnos de diferentes edades. Se acercó. Estaba \”Gabrielito\”. Padre e hijo. Javier y Gabriel Castellanos (Gentileza Javier Castellanos) \”Quise presentarme a la comunidad a través de la escuela. Ahí vi que el gobierno les había dado unas computadoras pero que nadie sabía usarlas. Estaban apiladas. Entonces les ofrecí enseñarles, sin cobrar nada. No dudaron, tuvieron confianza\”, recuerda Javier. Entre esos nenes atentos estaba Gabriel, de cinco años, que se había criado casi en un páramo, con su abuela Adela. \”Sus padres eran analfabetos, su mamá tenía una deficiencia cognitiva

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Envejecimiento reproductivo masculino y paternidad a los 50

En junio se conmemora el mes Internacional del Cuidado de la Fertilidad y también, el día del padre en Argentina. La tendencia creciente de embarazos luego de los 40 años de ellas, e incluso después de los 50 años de ellos plantea nuevos interrogantes que requieren de respuesta…¿Qué pasa con la paternidad luego de los 50 años? Esta situación es una realidad que crece por lo que es importante crear conciencia sobre el descenso natural de la fertilidad a medida que aumenta la edad. ¿Qué riesgos existen? Que la fertilidad declina con la edad no es nuevo. Estudiar una profesión u oficio, crecer en lo laboral, independizarse económicamente, tener una pareja estable, son algunos de los motivos por los que cada vez más hombres y mujeres tienden a posponer el momento de buscar un hijo. Hoy en día, incluso aquellos para quienes formar una familia es algo importante –hay muchos que deciden vivir sin hijos-, no es prioritario y a veces tener un hijo queda supeditado por distintas razones a otros proyectos previos como la realización personal o la estabilización laboral. La tasa de fecundidad viene cayendo desde hace más de 15 años y socialmente, y para ello no hace faltan estadísticas, basta con ver la edad promedio que los trae hasta el consultorio médico de un especialista en reproducción. A partir de los 35 años y con más fuerza a partir de los 40, la mujer se enfrenta a la disminución de la función ovárica y en el caso del hombre, distintos estudios han mostrado que el reloj biológico del hombre también incide sobre la función reproductiva masculina, marcando un descenso más visible a partir de los 50 años. Esta modificación se relaciona, por un lado, con una progresiva disminución en los niveles de testosterona -hormona fundamentalmente masculina- desde los 30 años, que puede incidir con el deseo sexual masculino; por el otro, con la reducción del volumen del eyaculado, en la cantidad y la calidad de los espermatozoides y el aumento del riesgo de alteraciones genéticas. Los factores fecundantes, femeninos y masculinos, experimentan alteraciones según la edad de las personas. De esta manera, será una variable que también influya en la búsqueda de un embarazo. Si un hombre desea ser padre más allá de los 50 años es importante que se realice una evaluación y consulte. En un comienzo, cuando se acerca un hombre de más de 50 años a la consulta de fertilidad se lo evalúa junto a su pareja teniendo en cuenta la edad de ambos. Si no supera los 100 años, entonces se considera que se puede avanzar, siempre pensando en el bienestar del hijo por venir. Independientemente de la edad, siempre están vigentes dos preguntas a la hora de realizar un tratamiento: ¿esta técnica es válida para esta pareja, seguimos intentando y hay posibilidades de lograrlo o esta técnica no es para esta pareja? El principal estudio que se les solicita a los pacientes es un espermograma, un análisis de laboratorio que permite observar la cantidad, movilidad y forma de los espermatozoides. Con la edad, lo más afectado es la cantidad y la calidad y, especialmente, el volumen del eyaculado. El hombre eyacula menos y eso puede ser un factor de disminución de la fertilidad sin que necesariamente estén tan afectados los espermatozoides. El descenso en cantidad y calidad está condicionado genéticamente y cada uno lo vivirá a su manera, pero es una realidad que sucederá. De hecho, sería bueno evaluar la fertilidad del hombre a los 30 años: si el resultado mostrara que está por debajo del promedio para su edad, podría ser recomendable criopreservar semen porque en ese momento no hay manera de saber cuál será el ritmo de descenso de su fertilidad. Por otra parte, cuando el hombre es mayor, se evalúa la fragmentación del ADN (que es la información genética) ya que existen trastornos que pueden ser producidos en la descendencia y están relacionados con el paso del tiempo de los espermatozoides. Por esta razón, hay más cantidad de embriones que detienen su evolución y mayor riesgo de alteraciones que pueden provocar problemas en la descendencia: como es el caso de Síndrome de Turner –una enfermedad genética caracterizada por la presencia de un solo cromosoma x- o problemas neurológicos como autismo, esquizofrenia o trastornos en el desarrollo que pueden presentarse muchos años después. En estos casos las técnicas de fertilización in Vitro permiten resolver estos inconvenientes. Existen varias técnicas de laboratorio para el análisis de los espermatozoides y, con las técnicas de hoy -especialmente la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI)- se pueden lograr embarazos en casos de infertilidad masculina severa. Existen opciones para planificar y cuidar la fertilidad de cara al futuro también para los hombres. Por eso, en un padre que está postergando la fertilidad, el congelamiento de espermatozoides es una opción muy exitosa ya que pueden estar criopreservados durante muchos años y luego usarlos cuando llega el momento de ser papás. Sería recomendable evaluar la posibilidad de congelar semen a los 30 años. De querer un hijo después de los 50, podría recurrirse a esa muestra congelada a través de la criopreservación para disminuir los riesgos relacionados con los espermatozoides de un hombre de mayor edad.

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Qué son los disruptores endocrinos y de qué manera impactan en la fertilidad global

Si bien se sabe que la capacidad reproductiva disminuye con la edad, especialistas advierten que de un tiempo a esta parte hay una disminución de la reserva ovárica y de su calidad, al igual que de la calidad del semen. Las posibles causas que lo explican Si hay algo que la pandemia por COVID-19 no pudo detener es la llegada de nuevas vidas al mundo. Y si bien las tasas de natalidad bajaron en varios países y durante los meses de confinamiento extremo se registraron, por ejemplo, caídas en los tratamientos de fertilización asistida, en líneas generales el ciclo de la vida siguió su curso y hasta se habla de “bebés pandémicos” en referencia a aquellos que nacieron durante la crisis sanitaria mundial. El cuidado de la fertilidad Junio es el mes internacional del cuidado de la fertilidad y bien vale la oportunidad para reflexionar sobre cómo está evolucionando a lo largo del tiempo, por qué la infertilidad impacta a cada vez más personas, cómo influyen variables externas en eso, y qué se puede hacer para revertirlo. “No existen dudas de que la fertilidad disminuye en personas de mayor edad. Es decir, una mujer 40 años tiene menor calidad y cantidad de óvulos que una de 25. Y si bien es muy marcado en las mujeres, los hombres no escapan de esa variable”. Sin embargo, para el médico especialista en fertilidad Sergio Pasqualini (MN 39914), existe otra manera en la que los años están impactando en la fertilidad de hombres y mujeres: a lo largo del tiempo. “Hay trabajos científicos que hacen referencia a que, por ejemplo, el conteo de espermatozoides medido en los espermogramas es significativamente más bajo en el hombre actual que en el de hace 50 años -apuntó el director de Halitus Instituto Médico-. Es más fácil evaluar la fertilidad por esta medición en el hombre que en la mujer, en la que no tenemos algo equiparable para medir. Pero, si bien hay diferencias, existen muchas similitudes entre los testículos y los ovarios, por lo tanto, podemos extrapolar e inferir que, si la fertilidad disminuyó en el hombre, también en la mujer”. En el caso particular de las mujeres, lo que complica terminar de evaluar bien esa disminución es que en estos 50 años existieron también importantes cambios socioculturales. La búsqueda más tardía de hijos, por distintos motivos, con la consiguiente menor reserva ovárica y dificultades para lograrlo de manera natural es una realidad. “En cuanto a la disminución de la fertilidad en las últimas décadas, vemos que existe una tendencia a una menor respuesta -en cuanto a cantidad y calidad- a la estimulación ovárica cuando realizamos los tratamientos de fertilización in vitro”, continuó analizando Pasqualini, para quien “existe una diferencia y una disminución, en general, en cuanto a cómo responden a la estimulación las mujeres hace 20 años que en la actualidad”. Esto, refirió el especialista, lo observan también en las donantes de óvulos, que son mujeres jóvenes y sin problemas de fertilidad, en las que se ve una menor respuesta. Sobre las causas que podrían explicar este fenómeno, el experto evaluó que “una podría ser mutaciones y cambios en los genes, que se producen de generación en generación”. “Otra puede ser contaminantes ambientales, que se creen actúan como tóxicos en forma directa o como disruptores endocrinos -amplió-. Éstos son químicos que ‘engañan’ a los receptores de hormonas uniéndose a ellos y no dejan que las hormonas funcionen de manera correcta. Algunos pueden ser plásticos, cosméticos, pesticidas, alimentos enlatados, etc. De esta manera, actúan en las hormonas e influyen en procesos naturales como el sueño, el apetito, el metabolismo, y en este caso, el sistema reproductor”. Existen diversos estudios que evalúan cómo impacta cada disruptor endocrino en la fertilidad. “A modo de resumen podemos decir que, en general, existe una disminución de la reserva ovárica y de su calidad, una disminución de la viabilidad y de la calidad del semen, una disminución de la tasa de implantación de embriones y además, de los embarazos que llegan a término”, señaló Pasqualini. El contacto con los disruptores es cotidiano y bastante difícil de evitar. Sin embargo, existen cosas que -según el especialista en fertilidad- pueden hacerse para reducirlo, como “no utilizar plásticos y preferir contenedores de vidrio. Evitar los alimentos procesados y optar por aquellos naturales y orgánicos”. Es decir, “llevar una vida lo más saludable posible desde lo psíquico y desde lo físico, va a redundar siempre en un beneficio para todos los sistemas con los que funciona nuestro cuerpo. Y en consecuencia en la fertilidad”. El rol de la microbiota en la disminución de la fertilidad individual La vida útil de los ovarios y de los testículos, el ritmo de la pérdida de la función reproductiva, viene determinada en los genes. Sin embargo, sobre estos genes puede llegar a actuar el medio ambiente, regulando su expresión, ya sea activándolos o silenciándolos Es lo que se conoce como epigenética. “El medio ambiente lo podemos diferenciar en el externo a nuestro cuerpo y el interno de nuestro cuerpo. El primero es todo lo que nos llega del exterior, el estrés, la exposición pre y postnatal a químicos, tóxicos, tabaco, drogas, alimentación no saludable, etc”, explicó Pasqualini. Y continuó: “El medio ambiente interno es todo lo interior de nuestro organismo, que puede estar afectado por alguna enfermedad primaria no relacionada o como consecuencia del efecto deletéreo del medio ambiente externo. Puede generar un cuadro de inflamación crónica en el organismo con las consiguientes consecuencias para la salud. Esta inflamación, según el grado y los órganos afectados se va a presentar y va a evolucionar de distintas maneras”. El cuerpo humano funciona como un sistema en redes, interconectado, donde todo interactúa entre sí. Una falla en algún sector puede influir en los demás. “Así vemos cómo lo psíquico, lo neurológico, lo inmunológico, lo endocrinológico interactúan entre sí, a lo que tenemos que agregar la microbiota, que son los microorganismos que colonizan nuestro cuerpo. La población más importante se encuentra

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