Preservar la salud para preservar la fertilidad
La salud humana en general y la salud reproductiva van de la mano, no son compartimientos estancos y divididos, por lo tanto, aquellos factores de riesgo para la salud en general son, muchas veces, también riesgosos para la salud reproductiva. Sin embargo, la población en general no suele asociarlos a ella y desconoce muchas veces, cómo cuidarse. Desde Fundación Repro buscamos generar esa conciencia sobre aquellos elementos del estilo de vida que amenazan la salud reproductiva.
Sedentarismo, tabaquismo, alcohol. Los hábitos de la vida diaria repercuten en la salud y pueden afectar la salud reproductiva. Cuando de infertilidad se trata hay que evaluar no sólo óvulos y espermatozoides sino otros factores no fecundantes que pueden estar interfiriendo y creando dificultades para lograr el embarazo. Algunos son:
El cigarrillo
Según la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, varias sustancias del cigarrillo interfieren en la producción de estrógeno, hormona indispensable para la ovulación. Por lo tanto, puede llevar a la reducción de óvulos antes de llegar al estado de maduración, a alteraciones hormonales y disminución de las condiciones para lograr la implantación. En los hombres, el consumo de tabaco puede generar alteraciones hormonales, disminuir la calidad del semen, afectar las glándulas endocrinas y los testículos. Y es importante destacar que la capacidad reproductiva está directamente relacionada con la cantidad de cigarrillos consumidos. Según cifras de la II Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, llevada a cabo por le Ministerio de Salud de la Nación, si bien ha habido un leve descenso del tabaquismo en nuestro país, es insuficiente teniendo en cuenta que al cruzar los datos con aquellos provistos por la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes, las mujeres de entr3e 13 y 15 años fuman aún más que los varones (27,3 vs. 21,1%).
Drogas y alcohol
El alcohol y las drogas tienen un fuerte impacto en la fertilidad masculina provocando disminución de la calidad y la cantidad de espermatozoides y del nivel de testosterona generando a su vez una disminución de la libido. En la mujer pueden llevar a falta de deseo.
Obesidad
En las mujeres, pueden aparecer alteraciones entre los estrógenos y la progesterona que provocan que no se presente la ovulación y que se registren alteraciones en el ciclo menstrual. También puede manifestarse infertilidad por diversas causas, una de ellas puede ser el exceso de grasa en los ovarios y la formación de quistes en los mismos, incrementando así también el riesgo si esos quistes requieren de una cirugía o disminuyendo las posibilidades de embarazo. En los hombres, el excedente de grasa en el cuerpo puede llevar a un aumento de espermatozoides no viables para la fertilidad o a acentuar el riesgo de disfunción eréctil. Una alimentación balanceada y saludable es fundamental porque una mala alimentación o una dieta deficiente puede reducir la reserva de sustancias que el cuerpo requiere para un buen funcionamiento de los órganos reproductivos.
Sedentarismo
Los números obtenidos por la II Encuesta Nacional de Factores de Riesgo muestran que hoy en día la obesidad y el sedentarismo son más altos en las mujeres que en los hombres. El 58,5% de las mujeres mayores de 18 años llevan una vida inactiva en cuanto a actividad física se refiere. Esto va en detrimento de un buen funcionamiento de glándulas y hormonas, necesario para lograr un embarazo. Asimismo, es importante remarcar que un exceso de actividad física puede generar una disminución excesiva de la acumulación de grasa corporal conduciendo a un cese de los períodos menstruales. Así, ambos casos atentan contra una buena salud reproductiva.
Estrés
La vida cotidiana, su ritmo, sus exigencias, llevan a que gran cantidad de personas padezcan de estrés. El estrés y la ansiedad tienen una influencia directa no solo en el estado de ánimo sino sobre el sistema inmunológico, y esto tienen un efecto sobre las posibilidades de lograr un embarazo exitoso. Durante la fase fértil del ciclo menstrual existe un delicado equilibrio entre células inmunes que favorecen la implantación y aquellas que pueden provocar una reacción defensiva contra un cuerpo extraño. Hoy existe evidencia suficiente para creer que los factores emocionales y psicosociales pueden romper ese equilibrio provocando una reacción que va en contra de la implantación del embrión o de la formación de la placenta.
Medio ambiente
La contaminación ambiental ha sido a lo largo del tiempo asociada con distintos efectos en la salud humana. varios estudios sugieren que existe una relación directa entre la contaminación ambiental y la infertilidad provocando desórdenes sutiles en la función reproductiva. Los agentes tóxicos pueden presentarse como productos químicos, radiación o materiales físicos, y pueden afectar al cuerpo y sus sistemas. Pueden provocar desde una irritación hasta la muerte de las células, los tejidos o incluso del organismo. Algunos tóxicos del aire pueden causar disfunciones en el aparato reproductivo, disminuyendo la fertilidad, reduciendo las posibilidades de sobrevida del feto o embrión o llevando a la presentación de malformaciones. También pueden generar variaciones en el funcionamiento del sistema inmunológico que pueden afectar la implantación y el desarrollo del embrión.
La tarea de la Fundación REPRO
Somos una Organización sin Fines de Lucro dedicada a promover la investigación, la docencia y la prevención en salud, medicina reproductiva y biotecnología a través de programas que contribuyan a la generación y divulgación de conocimiento científico y que impacten positivamente en la calidad de vida. La actividad de Fundación REPRO se desarrolla en tres áreas: COMUNIDAD, INVESTIGACIÒN y DOCENCIA. Y en éste contexto es buscamos concientizar sobre el impacto del tabaquismo, el alcoholismo, el consumo de drogas, el sedentarismo, la obesidad en la salud reproductiva, a promover hábitos saludables y a educar para la detección temprana y el diagnóstico precoz de problemas de fertilidad.
Muchos de los llamados “factores de riesgo” para la salud humana, son considerados y difundidos por diversas ramas de la medicina en función de su impacto. Por ejemplo, el tabaco sobre vías respiratorias o la alimentación sobre el sistema cardiovascular. Sin embargo, existe una relación directa entre ellos y la fertilidad. El alcohol o el tabaco, la obesidad, el estrés y el abuso de drogas, entre otros, son considerados “factores no fecundantes” que provocan desórdenes sutiles, a veces irreversibles, en la función reproductiva.
Por todo esto es que no sólo insistimos en la necesidad de que los jóvenes entiendan de la necesidad de llevar adelante hábitos saludables para tener una buena calidad de vida sino también que existen formas de evaluar la fertilidad. En casos en los que la mujer decide, ya sea por motivos de salud o por razones personales, postergar el momento de la gestación, pueden criopreservarse óvulos o tejido ovárico e intentar preservar su fertilidad a futuro. Así, es importante entonces no sólo no postergar la maternidad más allá de sus límites sino evaluar la fertilidad tempranamente para poder planificar la futura familia. Hoy en día, mediante una ecografía al inicio del ciclo y el análisis de algunas hormonas mediante una prueba de sangre es posible obtener datos de la reserva ovárica y compararlos con la media de la edad de la mujer. Esto permite a los especialistas evaluar la fertilidad. La fertilidad y las características sexuales de un hombre son dependientes del funcionamiento normal del sistema reproductivo masculino. En el caso de los hombres, para quienes hace ya unos años varios estudios establecieron que la edad también jugaba un rol importante en la fertilidad, es recomendable realizarse un espermograma a los 25 años y un chequeo andrológico para, en caso de que se presentara alguna anomalía resolverla con tiempo y sin demora.
La información, los hábitos saludables, la consulta preventiva y la detección temprana constituyen el motivo y mensaje de Fundación Repro.
Es importante llegar a los jóvenes desde la información y prevención, a los adultos como educadores y multiplicadores de la información, a la mujer como agente de salud, al hombre como protagonista, a los gobernantes como responsables del bienestar social, a las organizaciones de la sociedad civil en tanto piezas claves de la vida asociativa de una comunidad. También están comprendidos dentro del alcance de esta campaña, aquellos grupos que por su número constituyen “minorías” cuyo denominador común es el padecer enfermedades que afectan la salud reproductiva: parejas serodiscordantes, mujeres y hombres que transitan un tratamiento de quimioterapia o personas celíacas, por ejemplo.